lunes, 27 de agosto de 2018

1984, de George Orwell. V. Los proles, el control de la masa y conclusiones finales.

       

          Los proles. El 85 por ciento de la población de Oceanía, es la masa. La gran masa proletaria por la que el Partido hizo la revolución. Sin embargo, tras hacerla, ha quedado fuera totalmente de la organización del Estado. De vez en cuando alimenta al Partido con sangre fresca, pero el papel fundamental es el de producir y consumir: "En realidad se sabía muy poco de los proles. Y no hacía falta saber más. Mientras siguieran trabajando y procreando, sus otras actividades carecían de importancia" (p. 81).



          Se le puede oponer al Pueblo, que sería el 15% restante de la población. Hay un contraste muy grande entre ambos grupos de población. A los proles se les permite llevar una vida normal, como podemos ver en la cita anterior: "sus otras actividades carecían de importancia". Pueden comprar, pueden relacionarse al modo tradicional, como dice la obra en un momento, se les permitiría tener religión si tuviesen algún interés en ella, incluso, se reconoce que hay una tasa de criminalidad alta en Londres: "pero como todo ocurría entre los mismos proles, nadie le daba mucha importancia" (p. 81). Frente a ellos, el pueblo, los seguidores y miembros del Partido, están totalmente limitados por la filosofía y sociología del Partido, del Socing: ya hemos visto algunos ejemplo, tanto en lo referente a la familia, como al pensamiento, como a la mente en las entradas anteriores.
          Al Partido no le interesa que el pueblo esté al tanto de la doctrina y de las motivaciones del Partido.
No era deseable que los proles tuviesen formación política. Lo único que se les pedía era un primitivo patriotismo al que poder recurrir en caso necesario para hacerles aceptar jornadas más largas o raciones más escasas. E incluso cuando cundía entre ellos el descontento [...], al carecer de ideas generales, solo podían concentrarlo en minucias concretas y sin importancia. P. 81
          De hecho, no tienen la obligación de tener una telepantalla, el artefacto que continuamente, y sin posibilidad de modificar volumen ni apagarla, está dando información sobre el estado de la economía, guerra, emitiendo canciones patrióticas, etc. así como es capaz de vigilar a los espectadores que entran en su rango de visión (p. 81). Este dispositivo, sin embargo, es obligatorio para todo miembro del Partido.
          Pero esa aparente libertad, como la nuestra, se le daba a cambio de un pago, que es el consumo de los productos culturales que el Partido generaba para ellos. La cultura era controlada por el Estado-Partido, no tanto para inducirles al "doblepiensa", como para mantener sus intereses alejados de la marcha del Estado, de si lo que anunciaba el Partido era verdad o mentira (aunque las referencias a tal cuestión en el libro siempre son de proles que creen que el Estado miente):
"El arduo trabajo físico, el cuidado de la casa y de los hijos, las discusiones triviales con los vecinos, las películas, el fútbol, la cerveza y, por encima de todo, el juego, colmaban el horizonte de su imaginación" p. 81
          Se buscaba un estado de vida suficiente (dentro de la carestía general de muchos bienes de consumo) como para tenerlos contentos y controlados:
Había toda una cadena de departamentos dedicados a la literatura, la música, el teatro y en general todos los espectáculos proletarios. En ellos se producían periódicos basura que solo contenían noticias deportivas, de sucesos y astrología, noveluchas sensacionalistas de cinco centavos, películas que rezumaban sexo y cancioncillas sentimentales que se componían por medio enteramente de mecánicos en una especie de calidoscopio particular llamado "versificador". Había incluso toda una subsección -cuyo nombre en nuevalengua era "Secporn"- encargada de producir pornografía de ínfimo nivel, que se enviaba en paquetes sellados y que ningún miembro del Partido que no trabajase en la sección podía ver. Ps. 51-52. 
          Hasta tal punto están controlados, que dentro de la carestía no son capaces de organizarse y de enfrentarse contra el poder establecido. Encontramos una escena en la que Winston, caminando por la calle, oye una algarada y cree que se ha producido un motín. Su sorpresa será ver que son decenas de mujeres peleando por unas cacerolas de latón, producto difícil de conseguir, en un mercado callejero. No es menos cierto que se hace referencia a la liquidación de posibles rebeldes entre los prole. Pero Winston cree que el 85% de la población es suficiente como para acabar con el Partido.
          A diferencia de los miembros del Partido, que rotos los vínculos humanos en horizontal, sólo les quedaba el amor al Hermano Mayor, los proles "no eran leales a un partido, un país o una idea, sino unos a otros". Es decir, en ellos queda aún pura más o menos la capacidad de amar, de ligarse al otro como a un igual. "Lo que importaba eran las relaciones personales, y un gesto inútil, un abrazo, una lágrima, una palabra dicha a un moribundo podían tener valor en sí mismos. Los proles, comprendió de pronto, seguían aún en ese estado" (p. 179). De ahí que repita Winston en muchas ocasiones y quizás de un modo ingenuo que si hay esperanza está en los proles, pues no est´n contaminados por la doctrina del Socing.
          Hoy en día, en nuestro mundo, no puedo dejar de ver paralelismos con la ficción descrita. La cultura popular ocupa la mente (y el tiempo) de los ciudadanos de tal forma que es difícil encontrar gente preparada en política. Por lo general la gente cree que sabe y opina, pero no pasa la crítica de una repetición de tópicos vistos en televisión o leídos en internet. ¿Quién puede definir del modo más técnico posible qué es el capitalismo, qué es el dinero, qué es la fuerza de trabajo o qué es el socialismo? Sin embargo, ¿cuántos son capaces de repetir la canción de moda o citar algún libro que se haya hecho famoso últimamente? La lotería, la quiniela, el bingo, ocios que ocupan tiempo del Ser Humano, que podría estar dedicado a armarse intelectualmente para luchar contra la injusticia.
          Si estás leyendo esto y estás en desacuerdo, creeme que tú también eres de esos. Podrás ser un activista, pero aún te queda mucho para ser un combatiente intelectual contra el sistema. Y yo. Nunca lo seremos. Estamos demasiado invadidos por la cultura que el sistema nos brinda como para dedicarle tiempo (quizás no lo tengamos) suficiente a la lucha. Además, tampoco lo neguemos, el ocio es necesario para que la mente pueda descansar.
          Si estás leyendo esto pero eres simpático con el sistema, pregúntate por qué, sincérate y reflexiona sobre si de verdad conoces el sistema actual y las posibles alternativas. Superficialmente cualquiera, pero, ¿de verdad, en profundidad?.
          Tú y yo somos proles y estamos fuera de la lucha, sólo unidos se puede hacer algo.
       
Parte I: https://alargamientocompensatorio.blogspot.com/2018/08/1984-de-george-orwell-primera-parte.html

Parte II: https://alargamientocompensatorio.blogspot.com/2018/08/1984-de-george-orwell-la-policia-del.html

Parte III: https://alargamientocompensatorio.blogspot.com/2018/08/1984-de-george-orwell-iii-el.html

Parte IV: https://alargamientocompensatorio.blogspot.com/2018/08/1984-de-george-orwell-iv-la-familia.html

Parte VI: https://alargamientocompensatorio.blogspot.com/2018/08/1984-de-george-orwell-apreciaciones-y.html
-------------

          Con esta entrada termino las similitudes. Hubiese sido muy interesante analizar la geopolítica, el sistema económico, la doctrina política del Socing, etc. Pero así podría escribir un libro. Creo que con estas entradas son suficientes.
          Tras lo dicho, me pregunto si esas afirmaciones de que con Trump, EEUU se ha convertido en una especie de Oceanía es propio del alarmismo efectista, o si hay una reflexión profunda detrás. Me inclino por lo segundo. Con la llegada de Trump lo que ha habido es una política proteccionista en lo económico y poco más. La gente sigue igual de fanática, más allá de las intervenciones públicas de Trump. Los grupos de presión antifamilia tienen el mismo poder que antes de su llegada (de hecho su llegada no ha afectado en ese sentido en España, parte de Occidente); la cultura popular nos sigue adormeciendo como siempre, etc. No ha habido un cambio concreto y definido que lleve en ese sentido. Por tanto, dejemos las estupideces progres y armémonos contra el sistema de verdad, en vez de estar acusando desde internet. Acusar a Trump de Hermano Mayor es decir que Obama (culpable del asesinato de miles de niños en Oriente Próximo) es merecedor del Premio Nobel de la Paz... (ups)...pues eso. Siempre hay intereses para intentar dibujarnos un  escenario favorable a los liberales progres, cuando ellos son la principal arma de sostenimiento de un mundo de individuos desligados y esclavos del capital, bajo la excusa de la libertad individual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí, si no te sientes mal

No te pierdas...

1984, de George Orwell. II La Policía del Pensamiento.

      "Si tanto el pasado como el mundo externo existen solo en la mente y esta es controlable... ¿qué nos queda?" 1984 , Ge...

Las más vistas

Estrella Polar.

Estrella Polar.
Podéis pedirme vuestro ejemplar