No es la primera vez que hablo de Byron, aunque la otra vez no fue tan importante, sólo un detalle de posible intertextualidad entre él y Espronceda. Esta vez, desganado y hundido, di con unos versos de Byron que en parte reflejaba lo que siento. No por un hecho en concreto, sino por todos en general, por un estado que se está haciendo continuo y aquí, por tanto, no es ella una mujer en concreto, pero sí es la suma de todas ellas, que no son muchas, pero sí diversas y a la vez iguales.
He visto dos traducciones de estas estrofas de Byron, pero no me convencen. Yo tengo la conivicción de que traducción es una cosa, y reelaboración es otra. He intentado hacer una traducción respetando lo que Byron dijo, no lo que quiso decir (soy poco new critic), con la única licencia de retorcer la sintaxis y el léxico en busca de la rima, que por no destruir el poema, ha sido asonante. Además, no es medido, porque quiero transmitir un mensaje, no una forma.
El poema es el llanto de dolor de un alma en pena por el abandono que cree sufrir por parte de la que en vida fue su amada y le exige que, al menos, se acuerde de él cuando pase por su tumba. Os dejo mi traducción primero y después la original. Sólo pido que respetéis la autoría de la traducción, aunque podéis usarla para vuestras propias traducciones.
Traducción de remember me, o canto del corsario.
Habita el secreto frágil en lo profundo de mi alma;
solitario y perdido para dar luz por siempre,
salvo cuando al tuyo mi corazón receptivo inflama;
entonces, en silencio como una vez hizo se estremece.
Ahí, en su centro un cirio sepulcral
la llama lenta, eterna, pero invisible quema;
que ni la oscuridad de la desesperación puede apagar,
aunque ahora es inútil su rayo, por vez primera.
¡Recuérdame! ¡oh! No pases ante mi tumba,
cuyos restos allí descansan, sin un pensamiento.
Mi pecho no atrevería a enfrentar... la punzada única
debe ser no encontrar en el tuyo ningún recuerdo.
Escucha mis más sensibles, débiles, últimas palabras;
la virtud no puede negar por el muerto el dolor,
así que dame todo lo que alguna vez te pedí: una lágrima;
la recompensa por una sola vez, de tanto amor.
Deep in my soul that tender secret dwells,
Lonely and lost to light for evermore,
Save when to thine my heart responsive swells,
Then trembles into silence as before
There, in its centre' a sepulchral lamp
Burns the slow flame, eternal, but unseen;
Which not the darkness of despair can damp,
Though vain its ray as it had never been.
Remember me-Oh! pass not thou my grave
Without one thought whose relics there recline
The only pang my bosom dare not brave
Must be to find forgetfulness in thine.
'My fondest, faintest, latest accents hear-
Grief for the dead not virtue can reprove;
Then give me all I ever ask'd-a tear,
The first-last-sole reward of so much love!'
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