miércoles, 31 de diciembre de 2014

29 palabras para recordar (si quieres)

Alan Lee. Nuckelavee. O nosotros intentando atrapar el año nuevo.

Me he encontrado esta lista de palabras que seguramente desconozcamos, en internet, una lista absurda, que sólo sirve para que en alguna palabras bosquejemos una sonrisa o movamos rarunamente la comisura de los labios, pero es de palabras, y como hoy es el último día del año, os voy a regalar una chorrada más (que puede llegar a ser hasta interesante, en serio).

1. Agrafe. Pieza de metal para sujetar el cierre de botellas y frascos. Por ejemplo, el alambre y la chapa de las botellas de cava.

2. Acerico. Almohada pequeña. Y también la almohadilla que sirve para clavar alfileres o agujas.

3. Carúncula. La cresta de gallos y pavos.

4. Ampersand. El signo &.

5. Ápice. Acento o cualquiera de los signos que se colocan sobre las letras, como el punto de las íes. Eso sí, el acento de la eñe se llama virgulilla.

6. Diastema. Espacio entre los dientes. Estuvo de moda durante siete segundos porque todo ha estado de moda alguna vez. O lo estará. Recordad, por ejemplo, los bigotes.

7. Crencha. Raya del pelo y cada una de las partes en las que la crencha divide el cabello.

8. Criptomnesia. Fenómeno que consiste en creer que se te acaba de ocurrir algo que en realidad sólo lo estabas recordando, aunque no recuerdes que ya lo sabías. Por ejemplo, cuando plagias involuntariamente un tuit.

9. Estepicursor. El matojo rodante típico de las películas del oeste o de cuando cuentas un chiste en un bar. También se llama rodamundos, sorrasca, calamino, boja, salicón, salicor, salicornio, salicornia, barrilla, corredora del desierto, bola del oeste, apretaculos, capitana, malvecino, alicornio, cardo ruso, planta rodadora, bruja, chamizo, cachanilla, maromera, salsola, y rodadora.

10. Ginecomastia. Man boobs.

11. Filtrum. Surco subnasal, es decir, la ranura situada debajo de la nariz y encima de los labios.

12. Fosfenos. Las manchas luminosas que se ven al frotar los párpados.

13. Guedeja. Cabellera larga y también la melena del león.

14. Giste. La espuma de la cerveza. Ejemplo de uso cotidiano: “¿Sabías que la espuma de la cerveza se llama giste?”

15. Lemniscata. Curva plana de forma semejante a un 8. Es el término correcto del símbolo de infinito.

16. Herrete. Cada una de las puntas de plástico o metal de los cordones.

17. Jeme. Distancia que hay desde la punta del pulgar a la del índice, separando el uno del otro todo lo posible. Unidad de medida equivalente a “un cacho así”.

18. Óbelo. Signo de división. El de multiplicar es una más común “aspa”.

19. Lúnula. El espacio blanquecino semilunar de la raíz de las uñas.

20. Quincunce. Disposición como la figura de un cinco en un dado, con cuatro puntos formando un rectángulo y otro punto en el centro.

21. Petricor. El olor de la lluvia en sitios secos.

22. Pie de Morton o pie griego. Cuando el segundo dedo del pie es más largo que el gordo. (¿Estas personas son alienígenas infiltrados? Este sería otro debate).

23. Telson. La cola de los crustáceos. Ejemplo: “¿Tú te comes el telson de los langostinos? Yo sí.
Soy un poco bruto”.

24. Recazo. La parte del cuchillo opuesta al filo.

25. Sangradura. La parte hundida del brazo opuesta al codo.

26. Vitola. La anilla de los cigarros puros.

27. Tenesmo. Ganas frecuentes de ir al baño.

28. Vagido. Gemido o llanto del recién nacido.

29. Virola. Es una abrazadera de metal que se coloca en algunos instrumentos, incluyendo la anilla metálica que une el lápiz con la goma de borrar y la punta de un paraguas, por ejemplo. No confundir con “vitola”.


Fuente original: Elpais

domingo, 14 de diciembre de 2014

La toponimia y el tiempo

Soy de Úbeda y filólogo. No puedo evitar ser una cosa y otra, aunque la primera se me de regular y la otra apenas pueda ejercerla. Cosas de vivir en mi hic et nunc. Pero eso no quita para que salive cuando consigo, esta vez regalo de mi padre, un libraco como este.


Este libro está hecho con mucho amor y dedicación. Se nota por su profusión y su orden. Sólo me queda leer las notas iniciales y demás para comprobar su tratamiento filológico, pues es algo que enriquecería mucho el tema.

Estoy leyendo Danza de dragones, del que no diré nada aquí cuando lo termine, pues es tan enorme que qué voy a decir en este blog, para qué hacer una crítica estilística y para qué compararlo con Tolkien. Mientras, también estoy leyendo a Verlaine y Lepolodo María Panero. Lo que no tengo es tanto tiempo como quisiera. Valga como reflexión:



sábado, 29 de noviembre de 2014

Uróboros

Es lo que ocurre a veces, que te encuentras viendo un vídeo de un taller de literatura centrado en cómo crear personajes, realizado por Concepción Perea:

Cuya publicación se realizó aquí;

 http://www.factoriadeautores.com/video-del-curso-de-creacion-de-personajes/ 

 Blog que recomiendo.

Cita a un lingüística que no conozco, reconozco su apellido armenio y, por tanto, me resulta interesante, lo busco y me encuentro este libro:


Hoy mi día a tomado sentido y tiene un objetivo.

AAAAAA y me encuentro con esto https://peopleofar.wordpress.com/tag/daredevils-of-sassoun/
Ahora, pongo una imagen chula:


viernes, 28 de noviembre de 2014

Panero y relojes de bolsillo

Hoy es el día de las librerías. No sé quién ha instaurado esto, ni por qué, ni para qué. Cuando para mí todos los días son de todo lo que amamos, no tiene sentido darle más importancia en uno concreto a algo en concreto. Pero más allá de cuestiones sentimentales, no he ido a comprar un libro por ese motivo (pathetic fallacy alert!), sino porque había un descuento en la librería de la que soy asiduo en Úbeda (al menos hay que tener una librería de cabecera que no sea digital). En mi caso es Libros Prohibidos.  Por el descuento y por un libro que regalaban y por un sorteo de más libros aún. Motivos y más motivos para ir a comprar un libro. O más, pero en mi caso con uno estaba bien.

os dejo una adivinanza ¿Cuál es el comprado y cuál el regalado?
No tengo mucho más que contar hoy, excepto que no perdáis la oportunidad de comprar un libro siempre que tengáis la oportunidad. Además de que mañana trabajo recogiendo ramas del suelo de una poda y que hace un día perfecto de llovizna y blancor para pasarlo estudiando oposiciones y leyendo y viendo series y películas.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Luces olvidadas

no quiero ser un copión del padre Fortea, pero me mola lo de poner imágenes que (me) digan algo, aunque no tenga nada que ver con el texto. 


El que me deje las luces encendidas de los habitáculos de mi casa cuando de ellos me voy no es más que la prueba clara e irrefutable sobre mi tendencia a la luz, de que mi estado natural es la luz. Si estoy en un sitio con luz y me marcho y no la apago es porque sé que así han de ser la cosas. Lo extraño, lo raro, es la oscuridad. Es lo misterioso y, por tanto, es lo que me atrae, lo que me gusta, lo que saboreo.

Y es que hay cosas que no se pueden decir si no es en verso, así, porque hay cosas que no sé decir si no es en poesía, escribo poesía, aunque en este blog no la publique. Tampoco creo que haya mucha gente que quiera que la publique. Las cosas, en definitiva, hay que decirlas en el modo que más natural se nos presente. En verso y con luz.


domingo, 26 de octubre de 2014

El Horla y otros cuentos de crueldad y delirio. De Guy de Maupassant

He estado últimamente ocupado escribiendo un relato que tengo casi terminado. Además, otros menesteres me tienen mucho tiempo ocupado, y el tiempo de lectura se ha reducido en algo. Aún así, por fin puedo hablar sobre un libro.

Mi libro es como este, pero de la tercera edición.
Me gustó tanto el primero libro que leí de Maupassant, El Diablo...  ( http://alargamientocompensatorio.blogspot.com.es/2014/05/el-diablo-y-otros-cuentos-de-angustia.html)
que al poco me compré este otro. Lo he leído mucho después, como habréis comprobado, sin embargo, ha merecido la pena. Y, sin duda, leeré más antologías de sus narraciones. Y no tengo duda de que me las compraré en la editorial Valdemar.

El libro es una antología de relatos, traducidos por Mauro Armiño, pero esta vez sin introducción o prólogo. Incluye: El Horla (primera versión), El Horla, La mano disecada, Sueños, ¿Loco?, Un parricida, Suicidas, Carta encontrada en un ahogado, El miedo, La tumba, Carta de un loco, Loco, La muerta, La noche (Pesadilla), Mademoiselle Cocotte, Un caso de divorcio.

Es una colección deliciosa de relatos en los que se vuelve a trazar vivencias realistas, pero de corte demencial. Y decimos demencial en su sentido más puro, pues la mente, con sus trastornos y desvaríos, provoca esas vivencias que acaban en tragedia para la vida de las personas. Queda lejos el tema gótico de estos relatos, de Maupassant. Cuando quise leerlo consideraba que encontraría verdaderamente un desarrollo moderno del goticismo anterior, pero si ya en el otro libro no había mucho que rescatar sobre esto, en esta antología hay menos aún. Queda patente que en sus años el goticismo, conocido y aún usado como excepción, no era para nada lo que más atraía. Maupassant, como buen alumno de Flaubert, no pretende, en ningún caso, salirse de la corte realista, sino, como dijimos también, sólo darle el toque estético macabro que lo convierte, a Maupassant, en tan querido por todos aquellos que disfrutamos con este tipo de literatura de oscuridad, en este caso, la oscuridad de la razón.



Esta vez me gustaría decir unas breves palabras sobre cada uno de los relatos, evidentemente sin desvelar nada, solo tratando algún aspecto sobre los temas, por si os produce curiosidad para leerlo. Antes hay que comentar en cuanto al estilo que Maupassant gusta de escribir relatos en los que el protagonista suele ser el narrador o alguien muy cercano a este, y el tono es de confesión. A veces al narratario, otras veces a un médico o un juez. Este hecho nos introduce en el mundo de las clínicas psiquiátricas en las que el experto escucha a su cliente-paciente para intentar sonsacar las motivaciones o problemas que han causado el hecho trágico.

En cuanto a El Horla, tanto la primera versión, que recibe ese subtítulo por una cuestión de cronología, como la segunda, tratan la misma historia. La primera es una declaración a un médico, mientras que la segunda sería el diario de ese mismo ¿loco? Al final, lo que se nos relata es propio de Cuarto Milenio. (Por si alguien no conoce el programa, dejo aquí el enlace al programa, muy recomendable por otro lado: http://www.cuatro.com/cuarto-milenio/)

En La mano disecada, sí aparece el tema sobrenatural, como hemos dicho más arriba, es algo excepcional, no la norma. En este caso, relacionado con el gótico de unas décadas anteriores, pues hay aparecidos y sucesos no explicables (como en el gótico más puro, por ejemplo, El castillo de Otranto).

Sueños es un relato confesión sobre los efectos de cierta droga.


¿Loco? nos transporta a las patologías sexuales y de posesión. Celos y quizás algo de zoofilia.

Un parricida no necesita mucha presentación. Pero lo importante nunca es, quién, cuándo, cómo... sino el porqué y sus implicaciones psicológicas. ¿Tendrá algo que ver el origen burgués con el refinamiento y la inteligencia? ¿Hablamos de determinismo? ¿Me lo parece a mí o la influencia de Zola es importante? Es, por otra parte, un tema muy tratado por Maupassant como pudimos ver en la otra reseña que hicimos de él con anterioridad.

En Suicidas, Maupassant nos acerca a sensaciones que supongo que no habrá sufrido cualquiera. Sensaciones y sentimientos en los que miras a tu alrededor y sólo encuentras soledad y lo que es peor, miras al pasado y descubres que nada tiene sentido, que estás inmerso en un ciclo del que no se puede salir. Que la vida es un teatro.

Carta encontrada en un ahogado es otro relato confesión en el que el amor es contemplado bajo una luz distinta a la acostumbrada. Da qué pensar y, sobre todo, siendo como es de trágica, no se aleja nada de la realidad.

El miedo es un relato que me recuerda a cierto poema de Zorrilla. Es un relato en el que se trata la gran mentira de la ciencia. Cómo la ciencia elimina monstruos de la mente de las personas, destruyendo el misterio. Sin embargo, siempre puedes encontrar ese misterio, si quieres, incluso en lo más científico, como es una enfermedad como el cólera.

La tumba es otro relato sobre un problema mental, basado en una monomanía terrible y con explicación psicológica.

Carta de un loco trata sobre todo aquello que percibimos por los sentidos y todo aquello, inmensamente mayor, que se nos queda velado. Tema relacionado con El Horla.

En el relato Loco, la lógica lleva a aceptar el asesinato y a criticar al Estado porque castiga el asesinato a no ser que sea ordenado por él mismo. Un relato bastante gore.  Quizás haya sido el que más me haya gustado.

La muerta nos transporta, al menos un poco, a lo gótico, al menos en lo estético, esqueletos que recobran vida, cementerios en la noche, tristeza a través de las tumbas... pero aquí los sobrenatural puede que no lo sea tanto. Estamos, no lo olvidemos, en la literatura realista. Aquí lo que sí es real son los miedos de las personas. El uso del cementerio como ambientación se repite también en un relato de El Diablo..., sería el relato: "Las tumbales".

La noche (Pesadilla) nos vuelve a introducir en un escenario de agobio y terror. La noche crece y te engulle. Este relato más que una confesión es un desvarío de la imaginación del narrador-protagonista, o una alucinación, o un hecho pretendidamente real aunque el final nos deja con la duda.

Madmoiselle Cocotte es un relato que nos acerca al dolor intenso y su efecto psicológico que puede causar un hecho como el que se nos narra aquí. Verdaderamente doloroso.

Finalmente, Un caso de divorcio urga en las causas patológicas de un hecho legal en el que de nuevo, como en ¿Loco?, los posibles y nunca aclarados hechos sexuales llevan hacer posible la narración.

Esto es todo en cuanto a los relatos. Espero que os haya dado ganas de leer esta antología, que me ha resultado muy interesante y muy disfrutable. Ahora empezaré con Danza de Dragones. Como sabéis no escribo sobre los libros de CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO por ser de una complejidad grande y no me gusta hacer una entrada para decir que me ha gustado o no. Quizás algún día hable de impresión eso algo relacionado con la literatura de fantasía [no entiendo esta última frase]. Pero eso, quizás otro día.

domingo, 12 de octubre de 2014

mi cultura en secundaria

Estaba leyendo el blog de un sacerdote (http://blogdelpadrefortea.blogspot.com.es/) cuando en una de sus entradas, en general son todas breves e interesantes, me he encontrado con esto que cito ahora:

Cuando en la educación secundaria leíamos las vidas de los grandes prohombres romanos, la parte que más me gustaba (lo digo con toda sinceridad) no eran las batallas o las grandes gestas políticas, sino la etapa (como en el caso de Sila y de los patricios exiliados) en que uno, después de haber trabajado por la república, podía retirarse a su villa en el campo.
Al leer esto mi mente pasó a pensar en la actual educación secundaria, pues como bien dice el padre Fortea, "cuando en la eduación secundaria". En estos días en los que me ha tocado ser estudiante de un sistema educativo tan mal llevado, este contenido cultural es pobre.  Anda por otros caminos lo que se pretende enseñar, casi diría que no se pretende enseñar, sino desarrollar habilidades.



Hoy en día no se lee vidas de nadie ni se reflexiona sobre nada. El poco contenido que queda en los libros está mostrado en sus tuétanos (ni siquiera en los huesos la han dejado, más bien devorado por las hienas los tenemos), en párrafos inútiles e idiotas que sólo sirve para ser memorizados para el examen. Conocimiento volátil. Evidentemente, frente a este conocimiento inservible, se alzan voces progresistas (falsamente progresistas) que exigen que la educación es otra cosa y estos contenidos deben eliminarse. Pero eso es el presente-futuro. En mi época de secundaria, cuando el contenido era esa amalgama de datos aislados y breves, del 2000 al 2006, en la praxis no parecía notarse mucho estas corrientes anticulturales, parece algo más actual, pero no era pequeña la cruz de recibir este contenido tan mal diseñado.

En definitiva, vergüenza me produce pensar en aquella época y no tener en mente qué autor prefería, qué me atraía más del Imperio Romano, qué me hacía ensoñar en mis ratos de vigilia de lo que en clase veíamos. En otro momento hablaré de las cosas que de aquella época me atraían y me gustaban de verdad, quizás sirva para una entrada, pero por ahora baste con decir que en aquella época era lo extracurricular lo que me hacía soñar por la noche.

miércoles, 8 de octubre de 2014

El monstruo, de Antonio de Hoyos y Vinent

Que toda la eternidad no valía una de aquellas espantosas
noches de voluptuosidad en que la carne era inmensa
y tenía el secreto del supremo olvido, porque tenía
el secreto del supremo goce.
El monstruo, Antonio de Hoyos y Vinent

El monstruo, primera vez 1915. Mi ejemplar es de 1927

mi libro

La novela que quiero comentar aquí cuenta un descenso continuo a los infiernos de su protagonista, Helena. La protagonista es una especie de reina acompañada siempre de sus prosélitos, un grupo extravagante de vividores de laxa moral. Su vida es un pozo lleno de iniciativas lascivas que no deja indiferente al lector, como tampoco a algunos de sus seguidores.

A diferencia de otras entradas, en este caso, sí voy a entrar un poco más en la historia, pero no creo que sea tan importante lo que diga como para que no podáis leerla después y disfrutarla como si no supierais nada de ella.

Es un libro que podríamos llamar postmodernista, con una prosa recargada de adjetivaciones y descripciones voluptuosas, en las que los adjetivos más perturbadores se hacen reyes de la descripción, fijando la mirada, la atención, en lo grotesco, o buscándolo y encontrándolo cuando parece a priori que no lo hay. Un ejemplo, y podrían ser miles, es la siguiente descripción, quizás no la más retorcida:
Del zócalo de malaquita verde partían las lacas amarillas historiadas de rampantes dragones de oro y raros pajarracos. Formando friso, los monos orlaban el techo y extendíanse por la bóveda. Eran bestezuelas negras, atrozmente lúbricas, que se enlazaban con las más imprevistas y obscenas combinaciones, retorcíanse, descoyuntaban, convertidas en demonios burlescos e indecentes que reproducían atroces escenas de amor con esa prolija minuciosidad que pusieron los viejos chinos en interpretar los lances de la vida sexual. Las ventanas abiertas de par en par dejaban ver los sombríos árboles del jardín, destacando sus quiméricas siluetas de templos, minaretes, palacios, aves, peces o basiliscos sobre el cielo de una luminosidad de zafiro. (Comienzo del capítulo 2, de la segunda parte).
Si de algo podemos quejarnos en cuanto al estilo modernista y decadente del autor, es el abuso de ciertas formas y sintagmas que crean una sensación de prosa no cuidada. La repetición de adjetivos como atrabiliario o sustantivos como vesania en pocas líneas crea esa sensación de excesivo refinamiento en la prosa que provoca cierto rechazo. Incluso, a veces, usando mal estos términos. Algunas construcciones que parecen no tener sentido o la sustantivación de otros sintagmas difíciles de sustantivar (por ejemplo: un a modo de desdoblamiento espiritual que le hacía contemplar) redundan en este sentimiento. Pero la lectura de la exquisita composición, llena de francesismos, aristocráticas imágenes y desprecios hacia la burguesía, sus descripciones al más puro estilo rubendariniano, provoca en el lector afín un sinfín de pequeños placeres estéticos que le impide abandonar la lectura.

Otra característica es su estructura interna, en la que cada capítulo está dominado por la descripción, y en el que la acción es mínima y con la misión de enriquecer las descripciones. La acción principal está más en lo que no se narra, centrándose la novela en los detalles.

El autor, en 1885
En la primera parte, lo exótico no es lo que hay, sino lo que se quiere aparentar en la vida de los personajes. Son los personajes mismos que aparecen en lugares no tan exóticos. Negros y moros en los bajos fondos, una ciudad portuaria. Pastiches orientalizantes en construcciones occidentales. Nada es verdad o sincero en estos escenarios, no más que las insinuaciones de los personajes, sus pasiones malditas y su hechos oprobiosos para ellos mismos. En el fondo, no sabemos qué hay detrás de la cortina que cada personaje posee delante de su alma, excepto en un caso, el de la protagonista. Heroína que ante todo enemigo de su alma se alza, reina de su ser y de su decaimiento.

La segunda parte comienza con un capítulo que es el arquetipo del modernismo decadentista. Ahora el modernismo ya no está en lo referido, sino en la realidad que se empieza a vivir. Marcelo llega al palacio chino en el que vive Helena después de haber sido desterrado de la vida de ella y las descripciones, preciosistas y precisas del entorno, nos va introduciendo en un mundo exótico de color propio de un poema rubendariniano.

Técnicamente, en este primer capítulo, utiliza una descripción dinámica, en la que se nos cuenta lo que va viendo el personaje desde que empieza a acercarse al palacio hasta que está en la última sala del mismo. De lo grande a lo más pequeño. Del paisaje enorme en un crepúsculo dorado hasta la habitación pequeña, en penumbra, olorosa y, si me apuráis, hasta la cama en la que se encuentra Helena, terriblemente afectada por la enfermedad.

Dijimos que esta novela es una descenso a los infiernos de su protagonista, Helena. En esta segund aparte, provocado por la enfermedad, su descenso a los infiernos es sinónimo a un acercamiento esquizofrénico a Jesucristo y al martirio tradicional (lo cual, por otra parte, nos recuerda a Ana Ozores). Se convierte al cristianismo de un modo moral y actúa sirviendo a los que, como ella, sufren de la enfermedad. Es muy interesante el cambio que en el narrador se produce a la hora de tratar a este personaje. Este cambio moral en ella hace que el narrador deje de compararla con los personajes femeninos libidinosos del Antiguo Testamento (recuerdo a Salomé, por ejemplo), para compararla con santas mártires del catolicismo. Esto ocurre a la vez que toda la magnificencia y fantasía del lugar en el que se encuentra, paraíso terrenal y pagano, acaba convirtiéndose en un lugar lleno de podredumbre y fealdad, como símbolo externo del cambio interno de la protagonista. Sin embargo, también es símbolo de la realidad de la protagonista, ya que la conversión no deja de ser ambigua. Su pasado sigue luchando con el revestimiento de renuncia y sufrimiento (visión nietzscheana del cristianismo) por el que ha optado en la enfermedad y debilidad moral la protagonista. Este cambio, no deja de ser un paso más hacia el centro mismo del infierno que ocurre al final de la novelita.

Y es que, finalmente, en su lucha interior, acaba venciendo su pasado, lo que siempre fue y será. Acompañado este descenso moral , cada vez más terrible, más cruel con un descenso real. Un descenso en el que Helena, despojada de su falso cristianismo, viaja entre fuegos y rituales orgiásticos de sangre y sexo a través de la ciudad, asaltada por una marabunta infernal de piratas, hasta llegar al epicentro de la religiosidad oriental: a una pagoda. Allí se consuma el terrible hecho del malditismo: la profanación de lo sagrado, con un Buda desterrado y suplantado por una deidad fálica, mientras que la protagonista sufre las pasiones lascivas del dicho dios. Este hecho, como revulsivo, le lleva a convertirse ella misma en la marcadora del destino de los demás. Su relación con Marcelo, siempre cruel, acaba siendo el fundamento de la caída de él. Ella, como diablo liberado de cadenas cualesquiera, arrastra consigo al infortunio a aquellos que la rodean y la quieren. 

En definitiva, es una novelita atractiva, interesante, atrevida para la época en la que se publicó. Para aquellos que nos gusta leer literatura en que lo grotesco y lo mágico se funden, esta novela es un buen pasatiempo. Nada exigente para alguien que haya leído lo más básico de la literatura modernista en español.

viernes, 3 de octubre de 2014

Fútbol gaélico

No tiene nada que ver con lo que suelo poner, pero me apetecía que viérais un poco de este deporte, en el que participa mi collega Barroso.

http://www.irishtv.ie/seville/

lunes, 29 de septiembre de 2014

Nonadas. Birge Harrison.

Mientras termino una novelita del modernista-decadentista Antonio de Hoyos y Vinent, os dejo un artista que me ha encandilado. Así no queda esto tan parado. El pintor es Lovell Birge Harrison, estadounidense. Por lo que leí en wikipedia en inglés, recibió influencias de pintores nórdicos que le enseñaron los secretos de la importancia de la atmósfera. Un éxito en sus cuadros, que ya era de por sí de extrema sutileza y calidad.


Y un enlace con más pinturas, para que disfrutéis de sus épocas y de sus atmósferas.


sábado, 6 de septiembre de 2014

La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.

“Y después piensa esto también: la única manera de salvar
 el amor de la estupidez del sexo hubiese sido la de ajustar
 de otro modo el reloj de nuestra cabeza y excitarnos
 viendo una golondrina”.

Esta novela la descubrí a través de su versión cinematográfica, de 1987, dirigida por Philip Kaufman, con una actuación magnífica, a mi entender, de Juliette Binoche. La novela quería leerla, pero no fue hasta que no encontré una edición de Tusquets (la segunda de 1986) en una tienda de segunda mano (libros, vinilos…), que han abierto en mi ciudad y que no he vuelto a visitar, que no la compré y no la he leído.
El gachó que escribió el libro.

¿De qué va la novela? ¿Cuál es el tema? Lo que parece en primer lugar una novela acerca de las vicisitudes de una pareja, una novela al uso, se convierte en algo distinto casi desde el principio, cuando te das cuenta de que el narrador (cuestiones estilísticas y narrativas aparte) introduce reflexiones propias partiendo de la vida de los personajes protagonistas.

A éstos ni siquiera los tienes claros hasta el final. Lo que parece al principio una novela sobre una pareja, acaba siendo una novela de una pareja y otro personaje femenino. Pero no sólo sobre éstos, sino también sobre otros personajes en apariencia secundarios (amantes de amantes, perros) y, finalmente, te das cuenta que no es una novela de personajes, sino de lo que rodea la vida y las pasiones de estos personajes.

Mi conclusión es que no va de nada que vaya más allá de lo mostrado por el título, y esto, en concreto, no es un tema narrativo, sino filosófico. Creemos, por tanto, que esa novela es un constructo filosófico acerca de qué es la vida y algunos de su componentes, siendo la historia el pretexto explicativo y la narración un juego estético.

El que sea más o menos sincero no nos interesa, carece de importancia. Sin embargo, el hecho de haberlo creado ya nos parece interesante por lo que en las reflexiones pueda haber de interesante.

En este artículo vamos a intentar comentar y sacar a la luz algunas ideas que dan cuerpo a la novela, de modo que acabe interesando (y si es posible, creando polémica en el blog) a los posibles lectores.

Esta novela es una novela de dicotomías. Es algo que el autor nos deja claro desde el mismo comienzo, desde el mismo índice. El título es parte de esa dicotomía: la levedad del ser frente al peso del mismo. Es más, que sea insoportable frente a que sea agradable, como llega a afirmar al comienzo de la novela. Si echamos una ojeada al índice, volvemos a ver el juego de contrarios: levedad frente a peso, cuerpo frente a alma y su variante alma frente a cuerpo.  Pero no es sólo un juego visual de títulos, es una realidad intrínseca de la novela que le da su trasfondo estético (¿habría que decir filosófico?).

Así es mi ejemplar

El protagonista, Tomás, se encuentra ante la disquisición de si aceptar lo nuevo, el amor, o si rechazarlo y quedarse con su vida, no sé si tranquila, pero, al menos, controlada de solterón polígamo.  Más interesante aún es el caso de su coprotagonista-antagonista, Teresa. Ella sufre ese mismo problema íntimo, su pasado frente a su futuro. Rechazar su pasado en la que ella era una versión actualizada de su madre, de su dinámica, de su no individualidad y abrazar su futuro en el que ella fuere Ella. Hacer que la expresión de su interior no se restringiere a Beethoven y algunos libros, sino que podría expresarse ante el mundo y ante el amor.  Aceptar esta posibilidad le llevaría a sufrir una crisis. Crisis significa juicio, significa tener que tomar partido. Esta vez, entre el amor o volver al pasado, junto a su madre, dejar de ser Ella para ser lo que fue.

Y es que la protagonista vive en un balancín de la duda cuyo punto de apoyo sería la belleza. La belleza que encuentra en la casualidad le produce la necesidad (o placer) de aceptar la situación presente. Es su asidero a su propia realidad, a su propia vida. El principal ejemplo sería el “número 6”, del que no diremos más para el que no la haya leído.

La primera parte llamada La levedad y el peso, se centra en el protagonista, se introduce la trama narrada desde un narrador externo, pero que sólo le interesa hablarnos del personaje masculino. La segunda parte, El cuerpo y el alma, es ella la que ejerce la acción en el mismo periodo de tiempo. Es decir, el narrador cuenta lo mismo que en la primera parte, pero centrando la acción en ella. Cada parte recibe el título intentando simbolizar esa distinción entre sus protagonistas. El título de la primera parte intenta hacernos pensar en la idea del eterno retorno; según esta idea,  nuestra vida podría convertirse en un peso, en el caso de que se repitiesen los hechos, lo cual haría que estos adquiriesen una gravedad mayor y la atención puesta en nuestras acciones sería insoportable. Al no ser así, el autor rechaza dicha gravedad e importancia de los hechos concretos que conforman la vida: considera el ser como algo no sólo soportable, sino placentero. Al menos al comienzo de la novela. No olvidemos que el protagonista lleva una vida más despreocupada en lo que concierne a su sentimentalidad. Su vida no puede ser más agradable.

La segunda parte es la que verdaderamente nos introduce en la historia, nos atrapa, y nos hace comprender su profundidad y realidad. Su título simbólico hace referencia al cuerpo y al alma. El cuerpo representaría a ella en la masa, aquello que tanto le hacía rechazar su vida y la de su entorno, en el cual se encontraba su madre, la desnudez homogeneizadora que le atormenta en sus pesadillas de muerte. La masa en la que se ve de nuevo inmersa o en la que le quieren introducir en su época en el extranjero, fotografiando cactus, lo que representaría una nueva vida de tener que salir a la superficie como cuando ella comenzó lejos de su madre. Incluso, llega a considerarse bajo las mismas circunstancias que su país y su presidente, Dubcek, el grupo de los débiles, que aceptan su derrota y su humillación. Pero ella también es alma, ella es individualidad, pues el alma es lo que la diferencia de su madre, y ahí el objeto “espejo” ejerce una influencia importante, pues en él puede verse ella Ella o puede verse ella Su madre. Ella quiere ese distanciamiento, quiere no estar desnuda, quiere rebelarse contra su entorno familiar y laboral, contra los cactus. Más aún, su decisión de volver a Praga es propia, es reflejo de su alma, de su individualidad, es símbolo de su emancipación. Sus lágrimas en el reencuentro podrían ser reflejo de su espíritu contradictorio, contradicción producida por el amor, elemento perturbador para ambos protagonistas.

Podríamos, incluso, encontrar la dicotomía del, hasta ahora, personaje secundario Sabina. Ella nos cuenta, le cuenta a la protagonista, la encrucijada entre el arte oficial o su expresión interior, a riesgo de ser rechazada y ser considerada subversiva.

Cuando acaba la segunda parte pensamos que comienza lo que sería el nudo de la novela, una vez dispuesto el conflicto que hay entre los dos personajes que creemos principales. Sin embargo, la tercera parte está dedicada a la que hasta ahora pensábamos secundaria. Y es que, esta novela no es novela de personajes, sino novela de sentimientos. Es, ante todo, un manual de cómo hacer personajes psicológicamente redondos. El mejor argumento que tengo para defender esta tesis es esta parte tercera, en la que hay un “diccionario de palabras incomprendidas”, perteneciente a Sabina, protagonista de esta parte. Diccionario que es un ejercicio de construcción de personajes, de, incluso, análisis del discurso en su campo más lexicológico. No es, diríamos, una novela.

Como símbolo principal de esta construcción, de este diccionario, sería el sombrero hongo de la chica. Es el símbolo del universo semántico que se crea en torno a una relación. Sabina tiene un universo semántico-erótico compartido con un amante, un universo en el que no ha contribuido el nuevo amante, lo que provoca la ruptura final. Y de esto va la tercera parte. Y diríamos que el libro.
El amor aparece de nuevo como elemento infernal que perturba vidas. El amante de Sabina es su víctima, ya que tiene su propia idea del amor y de las relaciones matrimoniales que le produce mantener una vida incoherente y que no le hace feliz. Cuando lo consigue es porque ha roto con esas ideas y comienza de nuevo a plantearse la vida. Al menos, elimina todo aquello que le impedía moverse con total libertad según sus principios más básicos.



Sabina  y su amante, como todos los personajes, son personajes totalmente determinados por sus circunstancias vitales. Siguiendo la idea primera del título, la levedad frente al peso, debemos decir que la primera vez que aparece el sintagma “la insoportable levedad del ser”  es en la historia de Sabina, que nos interesa más que él por su relación con Teresa y Tomás. Y es que su modo de vida es la que se acerca a un desprecio total a las consecuencias que podrían llegar por sus acciones. Este “pasotismo”  que no se daría si el ser conllevara un peso por lo que pudiera pasar (recordemos la idea del eterno retorno), provoca en ella, que no puede abandonar su modo de actuar, un sentimiento de angustia y agobio que no le permite ser feliz. Y de nuevo, repito, de esto va la novela.

La cuarta parte, “El alma y el cuerpo”, vuelve a enfocarse en Teresa, la protagonista de la segunda parte.  Todo gira en torno de un hecho muy concreto. Su descubrimiento del cuerpo propio.  Ella echa la culpa de su situación marital a su cuerpo, como si la actitud y el comportamiento de Tomás tuviera su motivación en el cuerpo de ella. Eso la atormenta. Y ese tormento es la clave para entender la técnica narrativa de la novela toda. Intercalar el desarrollo de su vida diaria con reflexiones existencialistas a partir de ella, convierte esta parte, como todas, en una novela muy transparente, donde conoces los recovecos de la idea que sustenta la historia. Estas reflexiones intercaladas son, en esta parte, sobre los problemas internos de ella. Podría entenderse incluso como una forma de estilo directo libre, aunque la profundidad de los razonamientos en todas las partes puede indicarnos que es la voz del narrador la que se oye ahí, únicamente, como guía de lo que estamos leyendo.

Ella, dominada siempre por la primacía del alma y de su peso, se libera de él. Llega a saborear la levedad. Elimina la importancia a la consecuente relación física-sexual producto del amor, y de su peso. Descubre su cuerpo, leve en su existencia, por primera vez. Y para ello ha tenido que darse una situación relacionada  con el trasfondo de la novela. Producto de la invasión soviética de la República Checa. El alma no desaparece, sólo juega un papel distinto, cuyo protagonismo lo toma su ausencia. La ausencia taimada del alma potencia las sensaciones en la protagonista (y en el lector, que con cuya escena de la “taza de té en casa de un desconocido” tuve que dejar la novela un tiempo). Es el trampolín, desde esta vez, que es la de descubrir su cuerpo, hacia el deseo carnal que este descubrimiento le produce, pero un deseo leve, sin cuerpo. Sólo las circunstancias políticas que han rodeado Praga evitarán su desarrollo.



“La levedad y el peso” es el nombre de la quinta parte, que a diferencia de la anterior, que invierte el orden de los términos del título con respecto a la segunda, en este caso el orden es el mismo que en la primer aparte. Lo consideraremos significativo por un motivo: si en Teresa se produce un cambio que afecta a la importancia relativa de esos términos, en el protagonista no hay un cambio pertinente, sino una profundización en su propia visión. Para él la levedad sigue siendo la motivación de su vida, tanto en lo sexual como en lo político, que reaparece aquí como una sombra. Su decisión con respecto a lo político (que no desvelaré aquí, claro) se da en este caso atendiendo a sus sentimientos hacia su pareja, que siguen siendo distintos a los de los demás. Sólo al final, él dará importancia, no al peso, pero sí a otros puntos de vista que albergaba y por fin acepta.

Él y ella son víctimas de la impotencia que causa la insoportable levedad del ser, como se puede apreciar a través del sueño que tiene ella en esta parte. Ella se ve incapaz, impotente de actuar al igual que él se ve incapaz de soportar su situación amorosa.

Toda buena novela ha de tener vicisitud, y en este caso, está concentrada en la sexta parte, que se llama “La gran marcha”, como referencia al avance lento, tortuoso hacia una sociedad ideal perfecta. Se centra en un personaje secundario, amante de Sabina.

Una reflexión inunda toda la parte: no somos libres de cagar o no cagar, por tanto es producto de Dios. Si, según Escoto Erígena, en el paraíso hay placer (acto sexual) sin excitación, cagar se hacía también, aunque no se entendía la mierda como algo asqueroso. De ahí que la protagonista de la tercera parte y, en parte, de esta, no sienta sucio el haber pensado en mierda y haberse excitado en cierto momento.

Aquí surge un problema. Existen los que aceptan al Ser Humano tal cual es, porque así es como debía ser, y es bueno que se reproduzca (acuerdo categórico con el ser), pero no aceptan que el Ser Humano cague, y esto es producto de haber sido hechos de un modo inaceptable. Esto es el kitsch, y es puro sentido estético. Es una contradicción interna, estética, basada en el gusto “glucoso” propio de Disney. Es, como se define en el libro, la dictadura del corazón. Pero como ocurre en cada cuestión ideológica-lingüística, debe ser un sentimiento compartido, como la emoción al ver una escena sensible. O se comparte la idea de que la situación es sensible y digna de emocionar, o no hay kitsch. El kitsch es algo imponible por los estados cuando quieren producir un arte oficial, y es aquí cuando entra la lucha contra el ideal propagandístico-kitsch del comunismo que pone en práctica Sabina. Si acepta la sensiblería ella es como una circunstancia vital sin más importancia que la de aceptar su propia vida.

Por su parte, su amante, viaja a Camboya a enfrentarse a la invasión soviética de este país. Allí comprueba que el que estadounidenses y franceses de izquierda tengan distinta idea sobre lo que está ocurriendo en estos hechos en Asia es lo que produce malentendidos e incomprensiones mutuas, lo que nos recuerda el vocabulario de palabras incomprendidas de esta protagonista.  En definitiva, este libro también va sobre el lenguaje y la comunicación.

La última parte, “la sonrisa de Karenin”, va sobre el amor entre Teresa, Tomás y Karenin. Parece una parte hecha sólo para cerrar la novela. Sin embargo, encontramos también la idea del hombre fuera del paraíso, circunstancia  que elimina el velo de inocencia que el hombre poseía y que le proporcionaba una felicidad y una ignorancia que le permitía vivir sin preocupaciones infundadas por sospechas inicuas.  Esa es la inocencia que posee Karenin y la que hace que Teresa considere su amor como mejor (¿más puro?) hacía el perro que hacia Tomás. Es un amor más desinteresado, basado en la no exigencia.



Lo curioso, lo que rompe lo esperable en cuanto a la narración en esta parte, es que no cuenta el final que todos estamos esperando, aunque ya lo conocemos porque se nos adelanta en la parte tercera. Evidentemente, no lo desvelaremos.

jueves, 7 de agosto de 2014

La didáctica de la poesía. (Artículo de Ibi Oculus)

Por Clara Cordero

Os dejo un enlace y texto con un par de entrevistas a personas que trabajan con la poesía en el campo de la didáctica. Son dos puntos de vista distintos, pero complementarios: un profesor de universidad y una maestra. Es interesante. Lo copio tal cual y lo añado a la página de didactismo de este mismo blog.

http://www.ediciones-encuentro.es/ibioculus2/numero-07/ibis/ibi-infantil/la-didactica-de-la-poesia/

¿Qué propiedades tiene la poesía? ¿Por qué decimos que es didáctica?
Podríamos decir que en su base es un conjunto musical de belleza, una apertura  a la sensibilidad del mundo. Las primeras impresiones de los niños de apertura al mundo es a través de su curiosidad, de canciones y nanas, donde el elemento recurrente es la poesía. Se utiliza con un sinfín de objetivos, ya sea aprender a hablar, introduciendo vocabulario y comunicación; aprender a bailar, a través del ritmo y tono que proporciona; aprender a comer, con retahílas y juegos de mano, etc. Desde la ejercitación de la memoria y el aprendizaje del entorno hasta utilizar el juego musical como vía exploratoria del mundo la poesía cala profundamente en la inteligencia emocional de los más pequeños facilitándoles el aprendizaje de las cosas.
La poesía actual es el fruto de siglos de folclore y tradición oral. En ocasiones encontramos recopilaciones muy apreciadas que todos hemos vivido en nuestra infancia como las de Carmen Bravo Villasante, que nos introdujo en nuestros juegos de comba, de palmas, facilitando la didáctica de la motricidad gruesa. O de grandes poetas como Gloria Fuertes y Rosa León con sus magníficas canciones llenas de poesía.
Pero, en cierta manera, es la gran olvidada y menospreciada. Según pasan los años los niños dejan de aprender poesía como algo estético y pasa a convertirse en el aprendizaje de poemas sin sentido para ellos. Hay que recordar que la belleza y el aprendizaje, que su función didáctica, está en aquello que le da sentido. En ocasiones puede formar parte de un juego y este es el sentido que descubren los niños.
Actualmente encontramos pocas poesías escritas para niños, quizá en algunos libros de texto de primeros lectores de las principales editoriales o en excelentes recopilatorios como el de Ana Pelegrín “Poesía española para niños”, donde hace un recorrido didáctico de la poesía en el aula a través del descubrimiento de grandes autores como MachadoUnamunoLorca, etc.
Día a día en las escuelas se utiliza la poesía para el aprendizaje de conceptos: las estaciones, los días de la semana, los meses, los colores… Y en la era digital que nos encontramos surgen miles de blogs con canciones y poemarios para niños que nos recuerdan todas  y cada una de las poesías que escuchábamos de niños. Al barco de todo este material didáctico se unen también diferentesrepositorios de acceso abierto gubernamentales donde se trabajan talleres de poesía en las aulas pretendiendo despertar este estético mundo en diferentes edades. Y a nivel puramente educativo las tan elaboradas wikis de acceso a múltiples materiales educativos y donde también encontramos la manera de “enseñar poesía”.
Todas las propuestas descritas favorecen el aprendizaje de la rima, el conocimiento de la poesía y la creación de nuevos versos como vías para desarrollar la creatividad, la imaginación y la sensibilidad hacia lo estético posibilitando la formación de valores humanos.
Pero ¿Por qué su función didáctica? Porque buscamos formar personas y ello parte del valor emocional de la educación. La poesía lo sabe, y por eso es tan bien aceptada por los niños. Porque la poesía la encontramos en los juegos y es la manera más sencilla y habitual de aprendizaje, el valor del juego es didáctico en sí mismo. Ejemplos claros son “el cochecito leré”, “al pasar la barca”….
Pero para una experta explicación de la introducción de la poesía para el aprendizaje en la escuela y así cumplir su función mas inmediatamente didáctica hemos entrevistado a Ignacio Ceballos Viro.

 Ignacio Ceballos Viro (Madrid, 1981)

OLYMPUS DIGITAL CAMERAProfesor de Didáctica de la lengua y la literatura en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Antes, investigador en la Universidad Complutense de Madrid, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y visiting researcher en Harvard University.
Filólogo, antropólogo y doctor en literatura española, especializado en la literatura de tradición oral.
Publicaciones académicas sobre el romancero, la literatura infantil y las relaciones entre literatura, folclore y cultura popular.
Aficionado a escribir poesía desde siempre. Varios premios en certámenes universitarios de creación literaria.
1. Como experto en la materia, ¿cuál crees que es la relación entre poesía y didáctica?
La relación de la poesía con la didáctica es tan reciente como lo pueda ser cada una de las didácticas específicas, o la propia didáctica de la lengua y la literatura. Es decir, unas pocas décadas. Sin embargo, la relación entre poesía y educación es mucho más antigua.
Pensemos que una concepción tradicional sobre los contenidos literarios en el sistema educativo podría considerar que en el aula hay que limitarse a enseñar aspectos teóricos sobre una serie de autores y obras, o (en el mejor de los casos) a lograr que los alumnos aprendan a analizar ciertos aspectos literarios y estilísticos de los poemas que se leen. Pero esta concepción escamotea la presencia fundamental que tiene la poesía en nuestras vidas, considerándola como un suceso al margen de la existencia de la mayoría de la gente, y ubicando a los poetas en una distanciada esfera de “raros” (y finalmente olvidados).
Y sin embargo la realidad es muy otra. Fíjate en que desde que nacemos estamos escuchando poesía: a través de las nanas que cantan las madres (y cada vez más padres), y que son magníficos poemas de un simbolismo y un lirismo realmente asombrosos; o a través de las retahílas de los primeros años. Pensemos un momento en la función tan determinante que tienen estas retahílas en el aprendizaje de los bebés: con los “cinco lobitos” aprenden a seguir con la mirada los objetos y el movimiento posible de la muñeca y los dedos; con la de “éste compró un huevo, éste lo partió…” aprenden a reconocer sus cinco dedos y su forma; con aquella de “cuando vayas al carnicero…”, que termina en cosquillas, van percibiendo y estimulando las partes de su cuerpo; y así con cada una de las demás. Por si nunca nos hemos parado a pensarlo, estos textos tienen la forma de poemas y constituyen una joya del patrimonio poético tradicional.
Así que desde el principio de nuestras vidas hay poesía y tiene función educativa. Pero, cambiando de plano, también encontramos una utilidad “didáctica” en los orígenes de la poesía más antigua. No se suele hablar mucho de esto en las aulas, tampoco, porque la poesía tradicional no forma parte de los planes de estudio (exceptuando algunos romances derivados de las crónicas y cantares de gesta, o de la lírica popular que influyó en la poesía del Grupo del 27), y menos ahora que la literatura grecolatina se ha marginado del currículo. Pero es esencial. Los cantos narrativos compuestos en verso han permitido en todas las culturas transmitir una serie de conocimientos históricos, legendarios y míticos, así como transmitir un conjunto de valores esencial para la sociedad que los transmite. Es lo que los antropólogos llaman, usando un concepto que me gusta mucho, endoculturación. Los cantos épicos de todas las sociedades, los poemas rituales, las canciones de trabajo, las baladas orales, etc., desde Siberia al África subsahariana o a los Andes, han permitido desde siempre a las nuevas generaciones integrarse en la cultura en la que van a vivir, aprender aspectos tan necesarios para la vida en sociedad como los códigos morales, los modelos de conducta y el imaginario colectivo. Eran (o son) el equivalente a la Educación para la Ciudadanía en las sociedades no lectoras.
Hay otro aprendizaje que me parece esencial y en el que la poesía juega un rol curiosísimo. Se trata del aprendizaje de la sociabilidad, del relacionarse con los demás. Podríamos resaltar aquí dos hitos llamativos. El primero de ellos es el de la poesía escénica infantil (de nuevo me remito a la literatura tradicional, tan desprestigiada pero mayoritaria en la historia de la humanidad). Existen muchos juegos escénicos a los que todos habremos jugado alguna vez con nuestra pandilla de amigos; rituales lúdicos más o menos elaborados de interacción social, como ése llamado “El milano” o “El lobo”, que dice:
Al milano se la dan
con el queso y con el pan.
Si no le dan otra cosa,
las mujeres más hermosas.
Y entonces se elige a un niño para que vaya a preguntarle al milano/lobo (otro niño alejado) qué es lo que está haciendo. El milano da diferentes y sucesivas respuestas, repitiéndose cíclicamente la conversación, hasta que finalmente dice “¡estoy afilando el cuchillo!”, y entonces todos los niños huyen de él, que los tiene que capturar.
Otro momento francamente divertido es el de las dedicatorias adolescentes en las carpetas. En ellas, para la exaltación de la amistad se recurre precisamente a textos poéticos, que constituyen una magnífica muestra de folclore actual:
Soy como el Rexona,
la amiga que no te abandona.
Cuando vayas a la cocina
y veas un melón,
acuérdate de esta amiga
que te quiere mogollón.
Dentro del sistema escolar, la poesía (o al menos dos de sus recursos principales: la métrica y la rima), han servido para la transmisión de contenidos curriculares. Y es que ya se sabe que la poesía es un método mnemotécnico magnífico, que se ha usado mucho (¿por qué ya no?); hay una hilarante parodia de esto en una secuencia de Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda, en la que maestro y niños cantan aquello de “Causa admiración / cómo trabaja el corazón”. El otro día me enviaron también un reportaje en el que se mostraba cómo unos adolescentes de Nueva York aprendían contenidos de ciencias a ritmo de hip hop. Y siempre me acuerdo de mi padre contándome que aprendió la lista de los reyes godos terminando con un “Witiza y don Ródrigo” (así acentuado), como marcando una pauta rítmica.
Pero más actualmente se ha descubierto que la poesía incuba un gran potencial didáctico, no sólo para la educación literaria, sino para la formación integral de la persona. En los aspectos lingüísticos y comunicativos esto es evidente.
2. ¿Cuáles crees que son las razones por las que la poesía favorece el aprendizaje de la lengua?
Desde pequeños, el contacto con la poesía proporciona un input de vocabularios específicos distinto del que se encuentra en otras lecturas (o escuchas), literarias o no. ¿Quién no conoce el verbo “rielar” gracias a la Canción del pirata de Espronceda? Puede parecer un ejemplo banal, pero aplicado a muchos poemas resulta que nos encontramos que un buen puñado de palabras de nuestro vocabulario pasivo lo hemos adquirido de la poesía, especialmente aquel referido precisamente a las cosas más difíciles de expresar con palabras.
En el nivel fonético, los trabalenguas, como poesía tradicional, son una herramienta utilísima para la superación de dificultades articulatorias en la primera infancia. El trabajo con la rima también desarrolla lo que conocemos como “conciencia fonológica”, destreza fundamental para el aprendizaje de la lectoescritura.
Aunque, para ser sinceros, la parte que a mi juicio es más interesante del desarrollo del lenguaje a través del contacto con la poesía es la que se refiere a la libertad en el uso de las palabras. También, incluso, rompiendo las normas. Fíjate, me sigue sorprendiendo cuando lo hablo con estudiantes: me preguntan “¿tal palabra existe?”, ¡como si no la hubieran ya pronunciado! Desde que se pronuncia, una palabra existe. El Humpty Dumpty de Lewis Carroll lo decía: “las palabras significan exactamente lo que yo quiero que signifiquen. Ni más ni menos”. Pero vivimos absolutamente sometidos a la Academia de la Lengua, creemos que los académicos son los dueños de nuestra lengua, sin ser conscientes de que la lengua es nuestra. Sin duda la Academia cumple una función importante para garantizar la comunicación entre las personas, pero siempre va a la retranca de las innovaciones lingüísticas y de los cambios, que los hacemos las personas. Mucho más en el habla y en el uso expresivo del lenguaje, en los que podemos hacer lo que nos dé la gana, como alterar las reglas ortográficas (así lo hizo César Vallejo en Trilce, por poner un ejemplo), o morfosintácticas (Huidobro y su Altazor es la cita obligada, pero hay tantos…). Esa libertad la enseña la poesía.
Y no hablemos sólo de la poesía como algo que se recibe. También está la poesía que se crea, que crean los niños. Es algo que estamos planteando con determinación ya desde Educación Infantil: si se usa con frecuencia el concepto de “expresión plástica”, ¿por qué no usar también el de “expresión literaria” como objetivo y contenido curricular? En este caso, el de los alumnos que son motivados para crear (oralmente o por escrito) poesía, los beneficios pedagógicos son mucho más evidentes, en la medida en que los niños buscan la palabra precisa, y eso les permite ser más dueños de su lenguaje.
3. ¿Crees qué la poesía está cobrando auge en los nuevos libros infantiles y juveniles que salen al mercado?
No estoy seguro de ello. Ciertamente todo el mercado editorial infantil está en auge desde los años 1990, y por ello aumenta el número de cuentos, el número y calidad de los ilustradores, se inventan nuevos formatos, etc. Pero en cuanto a la poesía, no veo un aumento significativo. La crisis se ha llevado por delante una de las colecciones más importantes que existían de poesía infantil: la colección Caracol de la Diputación de Málaga. Y la reputada colección Ajonjolí sufre las consecuencias de las dificultades editoriales de Hiperión, a quien pertenece. Faktoría K de Libros (perteneciente a Kalandraka) y el CEPLI de Cuenca siguen editando con pausa nuevos títulos, y por supuesto también las grandes editoriales (SM, Anaya, Alfaguara, Susaeta, etc.) esporádicamente dentro de sus colecciones infantiles y juveniles.
Sí puede ser llamativa la aparición de álbumes ilustrados rimados. No siempre son buenos, pero se reconoce el intento. Finalmente, para los más pequeños, encontramos rimas en muchos librojuegos, abecedarios y libros de imágenes. Habría que mirar uno a uno para juzgar el conjunto de su calidad.
4. ¿Cuál sería tu idea perfecta de cómo aplicar la poesía de una manera didáctica?
No me gustaría “pontificar” al respecto. Métodos hay muchos, y conozco gran cantidad de docentes que utilizan ideas geniales para dar juego a la poesía en el aula. Yo no puedo estar en posesión de la verdad en esto, y las pautas generales dependerán de la etapa y del ciclo al que nos refiramos, como es lógico, así como de los grupos de alumnos que encontremos.
Lo que sí sé es lo que no es una aplicación adecuada de la poesía en el aula. En primer lugar, que el docente y los alumnos olviden que la poesía es juego. Me encanta tratar la creación poética y su interpretación y análisis con espíritu lúdico, descubriendo las reglas por las que las palabras consiguen suscitar emociones. Para ello hay que tener una concepción no-restrictiva de la poesía. Hemos mencionado antes las dedicatorias de carpetas, las nanas, los trabalenguas, y otros tantos ejemplos de poesía desdeñada. Hablando con profesores de Secundaria, les animaba a poner canciones de Nach, un MC muy conocido, como ejemplos de recursos poéticos. Y no sólo por “conectar” con el alumnado, sino sobre todo por entender que eso también es poesía. Algunos se sorprendieron, pero creo que la mayoría me entendió. Si no consideramos los profesores que una “pelea de gallos” entre hiphoperos es un acontecimiento tan poético como una competición debertsolari o una justa poética de vates del Siglo de Oro, no habremos entendido nada.
Así que, en segundo lugar, podríamos decir que la visión del poeta como un ser atormentado, de manos huesudas, escribiendo a la luz de la vela en una buhardilla, es un prejuicio decimonónico y caducado; y, sin embargo, muchas veces lo perpetuamos desde el ámbito docente. No digo que esa imagen no tenga atractivo, pero sería genial que no quedaran fuera de la definición de poesía imágenes mucho más cercanas. ¡Imaginad! En una clase de Diversificación Curricular en Secundaria se puede uno dar de cabezazos contra la pared intentando enseñar algo sobre las Coplas de Jorge Manrique a un grupo de alumnos de etnia gitana, sin comprender que más bien son ellos los que podrían enseñar a los profesores las entretelas del lenguaje poético y la métrica de las coplas con una guitarra en la mano. Y lo pasarían todos en grande, porque la poesía hay que disfrutarla (me refiero tanto a reír con ella como a llorar gracias a ella), si no no vale para nada.
Finalmente, una última manera de no negar la variedad de la poesía, y por lo tanto de resultar “didácticos” en su uso, es reconocer la poesía de tradición oral, para entender que (parafraseando el libro bíblico), en ella “vivimos, nos movemos y existimos”. Ofrecer a los alumnos las retahílas, las canciones de juego infantiles, las canciones de sorteo, los refranes rimados, las burlas (“rebota, rebota, / que tu culo explota”), las adivinanzas, los romances (los cientos de romances, no sólo los tres o cuatro más conocidos), las coplas populares, los brindis, e incluso los eslóganes de anuncios popularizados (“qué bien, qué bien, / hoy comemos con Isabel”) como la parte más cercana del género poético, que además no es privilegio de una clase de “iniciados cultos”, sino patrimonio de todos, me parece clave.
5. ¿Crees acertado utilizar la poesía para la didáctica de otras materias diferentes a la lengua?
Nadie puede prohibir que la literatura se use para otros fines no estrictamente literarios. Ya hay suficientes barreras en el mundo como para encima ponerme yo a trazar otras. No me opongo a que se usen poemas sobre el otoño para introducir una unidad didáctica de las estaciones en Educación Infantil, por ejemplo, o la poesía futurista para hablar de los avances tecnológicos de principios del siglo XX. ¡Bienvenido sea! Pero siendo conscientes de que, más allá de estos usos “instrumentalizados”, lo fundamental de la poesía está en sí misma. Lo contrario sería como querer usar el David de Miguel Ángel para enseñar anatomía… nos estaríamos dejando lo más importante.
6. ¿Quiénes son los autores que más han colaborado en la inclusión de la poesía en el aula, según tu opinión?
Si lo que quiere decir la pregunta es qué autores son los más utilizados en las aulas, lo más llamativo es la preponderancia de autores españoles, con la consecuente ignorancia de que “hay vida” más allá de la poesía en castellano. En esto el currículo en nuestro país es terriblemente arcaico y restrictivo. Ni siquiera la poesía hispanoamericana está suficientemente representada cuando vamos llegando a épocas recientes.
En la etapa de Primaria las estadísticas hablan del uso de poemas sueltos de LorcaAlberti,Antonio MachadoJuan Ramón JiménezMiguel HernándezLope de VegaSamaniego,Gabriel Celaya y Rubén Darío, sobre todo. Pero claro, se usan poemas que ellos no escribieron específicamente para niños en la mayoría de los casos, y eso limita su comprensión por parte de los alumnos. El ejemplo de Miguel Hernández es palmario: sus dolorosas “Nanas de la cebolla” se consideran a veces literatura infantil por el tema de la infancia, no por su idoneidad a esas edades.
Un deseo personal es que los maestros conozcan más la poesía que se escribe específicamente para los niños. Me refiero por supuesto a Gloria Fuertes, pero también a María Elena Walsh, aCelia Viñas, a María Luisa Muñoz de BuendíaAntonio Gómez YebraJairo Aníbal Niño,Lewis Carroll, Edward Lear, etc. Seguramente los maestros la disfrutarían más y los niños la entenderían mejor.
Si la pregunta va dirigida a qué pedagogos han influido más en el uso de la poesía en el aula, resulta difícil saberlo. En el ámbito de la Educación Infantil, que es en el que más me muevo ahora, es esencial reconocer la labor de Carmen Bravo-Villasante en nuestro país. A mí me fascinan también las ideas que escribió el poeta ruso Kornei Chukovski en su libro De dos a cinco. Pero seguramente las voces más influyentes a media y gran escala sean las de los propios maestros cuando cuentan sus experiencias; animo a todos a leer el trabajo con la poesía en el aula de infantil que lleva a cabo Mari Carmen Díez Navarro en su escuela Aire Libre de Alicante.
¡Gracias!

Desde luego, y como suele ser habitual, las respuestas que nos ofrece Ignacio no nos dejan indiferentes. Ignacio ha resaltado la diferencia entre didáctica y educación al hablar de la poesía que todos hemos manejado en alguna época de nuestra vida. Nada como hablar con un experto para dejarnos claras estas diferencias y de este modo poder construir un acertado currículo escolar para incluir, como bien ha dicho él, el concepto de “expresión literaria” dentro de las competencias que debemos cumplir en cada nivel educativo.
Aprovechando el auge que está teniendo la necesidad de tomar en consideración las distintas inteligencias de los alumnos, no debemos menoscabar la importancia de la poesía en el desarrollo emocional y social de nuestros niños y jóvenes.
Y, para comprobar la función más didáctica de la poesía he querido entrevistar a Lourdes Giraldo Vargas, coordinadora del reciente Premio  Nacional de Educación a los Equipos Docentes en el ámbito de las TICS a través de su Proyecto Colaborativo de Libro Virtual Gloria Fuertes.

Mª Lourdes Giraldo Vargas

Lourdes
Profesora de EGB (Matemáticas) / Maestra de E. Infantil y Primaria.
Coordinadora e impulsora del Proyecto colaborativo Libro Virtual Gloria Fuertes.
Mi experiencia con las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) se remonta a 1990 cuando escaneaba fotos con las caras de los niños para elaborar fichas y material curricular.
Posteriormente, en el 2005, como Coordinadora del Proyecto TIC en CEIP Al-Andalus (Córdoba), comencé como formadora en las herramientas TIC para su utilización práctica en el aula.
Desde 2009 hasta el curso 2012/2013 como Coordinadora TIC en el CEIP Enríquez Barrios de Córdoba.
Actualmente, curso 2013/2014 , formadora online del profesorado en práctica, en CEP de Córdoba e impartiendo clase en Infantil de 3 años . Para ver más clic aquí.
1. ¿Qué importancia le das a la poesía en el desarrollo curricular?
Una gran importancia que favorece el desarrollo de las competencias lingüísticas, favorece también la adquisición de valores relacionados con la cultura y el arte.
Podemos considerar la poesía como estrategias de aprendizaje: memoria, vocabulario, descubrimiento de la palabra poética, estructuras gramaticales, juegos de palabras, teatro, dramatización…
Con el Libro Virtual, añadimos “las ganas de aprender” al utilizar las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) motivando el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por otro lado, al utilizar las TIC estamos favoreciendo el desarrollo de la competencia digital desde Infantil de manera funcional y creativa.
El disfrute de pequeños y no tan pequeños y las ganas de seguir trabajando desde sus casas para poder editarlos en el Libro Virtual, está prolongando el aprendizaje más allá del aula y la colaboración de las familias.
Durante estos cursos, he podido comprobar que el alumnado consideran a Lorca y a Gloria Fuertes como “fan” y quieren ser poetas, escritores…, escribiendo sus propios poemas en el Libro Virtual. En verano un alumno de 3º de Primaria me comentó por email que le gustaría saber qué poetas trabajaríamos el próximo curso.
2. ¿Cómo se te ocurrió la idea de poner en marcha un proyecto colaborativo a partir de los poemas de Gloria Fuertes?
Llevo varios cursos , desde el cursos 2007/08, trabajando con el Libro Virtual con el alumnado para fomentar la lectura y la escritura con el ordenador y publicando sus creaciones en la red. Creando jóvenes escritores, desde Infantil, que pueden publicar en la red sin necesidad de registrarse (menores de edad). Son varios los Libros Virtuales creado para trabajar a nivel de centro, ver enlourdesgiraldo.net.
En el curso 2011/12, la Consejería de Educación pone en marcha la Web García Lorca para acercar la figura de García Lorca a los escolares en el 75º aniversario de su muerte. Se me ocurrió crear elLibro Virtual Federico García Lorca en mi servidor y el blog del proyecto colaborativo con los objetivos, contenidos, actividades, … y un formulario de inscripción.
Lancé la propuesta por las redes sociales y las respuestas fueron rápidas y numerosas. Según se van inscribiendo en el formulario les adjudico un capítulo con el nombre del centro y les crea una clave para que administren su capítulo.
El proyecto colaborativo internacional Libro Virtual F.G. Lorca, lo presenté a los premios Fundación Telefónica de Innovación Educativa y conseguimos el primer premio en la Modalidad D (trabajos que responden al uso pedagógico de trabajar en proyectos interescolares en el aula).
Por parte del Ministerio de Educación fue distinguido con el sello “Buena Práctica Leer.es” en enero 2012 , en la categoría de “Trabajos de cooperación entre centros” que concede el Ministerio de Educación a través de blog del centro virtual Leer.es, dedicado al fomento de la lectura.
Además de los premios obtenidos, fue una gran experiencia de trabajo en los equipos de docentes, alumnado y familias aprendiendo TODOS de TODOS como dice Vigotsky “aprender del otro y con el otro”. Tenemos que aprovechar los recursos de la era digital fomentando actitudes de trabajo colaborativo y acercar la poesía a los escolares utilizando herramientas de la Web 2.0″ ; adaptando las actividades a la edad del alumnado, posibilitando el desarrollo de la creatividad y la motivación.
Lo más gratificante, tanto para el alumnado como para el profesorado participante, es que entre todos estamos creando un GRAN LIBRO LORQUIANO, participando activamente en su creación, sintiéndose protagonistas y constructores de su propio aprendizaje.
El siguiente curso 2012/13, pensé continuar en la misma línea de trabajo colaborativo comenzado con Lorca pero con una mujer. La primera mujer poeta que se nos viene a la cabeza es nuestra querida Gloria Fuertes, “la poeta de los niños/as” . Creé el Libro Colaborativo y la Web del Proyecto con los objetivos, contenidos, actividades,..y formulario de inscripción.
El 8 de septiembre 2012, lancé la propuesta por las redes sociales de Facebook y Twitter. Al igual que con el libro de Lorca, creo un capítulo por centro y les envío la contraseña.Cada docente administra y gestiona su capítulo.
En el actual curso 2013/14, tenemos en marcha un nuevo proyecto colaborativo internacional “Proyecto C. I. Libros del siglo XXI para Infantil y Primaria “.
3. ¿En qué ha influido el hecho de trabajar con poesía en el aprendizaje de los centros que han llevado a cabo el proyecto?
Principalmente ha influido en poder compartir experiencia de diversos centro dentro y fuera de España, acercando la poesía a los escolares de manera divertida potenciando la lectura y la escritura con las TIC.
Por otro lado, el Proyecto Colaborativo Libro Virtual @PCLibroVirtual se está convirtiendo en una auténtica formación TIC en la que docentes y alumnado van volcando sus experiencias y trabajos realizados de manera creativa; creando Libros Virtuales o verdaderas enciclopedias online en software libre al alcance de cualquier escolar con formato de libro, que se asemeja a los cuadernos utilizados en clase, facilitando su integración, desde E. Infantil, en el mundo escolar.
4. ¿Cómo relacionarías poesía y didáctica?
En los dos proyectos colaborativos, Lorca y Gloria Fuertes, se han realizado mediante actividades en las diferentes áreas del currículum, relacionando la figura de un poeta, con la historia, la literatura, el arte, la música…y en los temas transversales mediante las actividades conmemorativas realizadas a lo largo del curso escolar: Día del niño, Día de la Lectura, Día de la Paz, Día de la igualdad de género, Día de la poesía, Día del Libro,… una oportunidad de globalizar la enseñanza y de realizar una verdadera programación interdisciplinar.
5. Os han otorgado el premio nacional de educación a los equipos docentes en la modalidad de Proyectos de colaboración nacional en el ámbito de las TICS ¿Consideras que ha sido importante el utilizar la poesía para que haya funcionado tan bien con el alumnado?¿Por qué?
Creo que sí, que el alumnado conecta con la poesía, y el libro virtual es una forma creativa de acercar al alumnado a la poesía y a grandes escritores desde las diversas competencias cognitivas (Lingüística, Musicales y Artísticas), actitudinales, reflexivas,… promoviendo aprendizajes por proyectos y desarrollando habilidades para buscar, obtener y comunicar la información de una manera creativa y utilizando distintas herramientas de la Web 2.0. (tanto docentes como alumnado) en la práctica del aula y en pro de la calidad de la enseñanza.
Tras la experiencia de Lourdes e Ignacio en el campo poético podemos decir que sí, que con la poesía se aprende, que se hace necesaria de una manera didáctica y educativa, que los niños la aprecian en sí misma y favorece diversas competencias que necesitan para seguir aprendiendo.
Quiero agradecer la disposición de ambos expertos y su colaboración en este artículo para ayudarnos a mejorar cada día en la educación de los niños y en la integración de la poesía en el mundo.

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