lunes, 11 de mayo de 2020

Preparación de una clase de literatura: Romanticismo. Apreciaciones previas.

    Se me ha ocurrido, vaya usted a saber por qué, si no será solo una forma de poner orden a mi cabeza, publicar cómo voy a ir preparando las lecciones dedicadas al Romanticismo; lecciones que serán impartidas en 4º de la ESO. 
    Estas clases parten de un parón en cuanto al temario de literatura, que comenzó con la literatura de la época de la Ilustración. Al ser literatura española, querer dar literatura ilustrada cuando en España no hubo verdadera ilustración, es falaz. Pero uno dice que sí con la cabeza y luego enmienda a la hora de la verdad. Se intentó arreglar. Ahora toca otro pequeño laberinto: el Romanticismo. Y dar la literatura romántica no es fácil cuando se parte de un libro de texto que de malo me cuesta creer que esté publicado por la editorial de Oxford.

Supongo que aquí el sello editorial es lo de menos. Que la iniciativa no parte de la Universidad para querer construir un discurso literario para los estudiantes españoles, sino que habrá un equipo más bien desligado de dicha Universidad que ha conseguido engañar a la prestigiosísima, mas poco atenta, Universidad, para que le publiquen su material. Ya tengo más que comprobado cómo los libros de los institutos incurren en la desidia, con consecuencias como el autoplagio (por ejemplo, repetir durante cuatro años lo mismo), la abundancia de tópicos, que indican la lejanía con respecto a la novedad académica, lo cual redunda con la falta de preparación de mis colegas. En definitiva, que los contenidos están desactualizados y a veces son falsos. A esto hay que sumarle, como es el caso del texto que usamos en mi centro, lo inútil que pueden llegar a ser las primeras páginas, en mi caso dos, de cada tema dedicado a un periodo de la historia de la literatura española, en el que se pretende mostrar el contexto histórico e intelectual que inicia la corriente literaria en cuestión y en el que se desarrolla. Inútiles en el texto elaborado por la editorial oxoniense porque se reduce a una serie de recuadros, totalmente asimétricos, es decir, como lanzados a su propio albur. Unos más pequeños, otros más grandes, no hay líneas que guíen nuestra vista para llevar un orden de lectura y de entendimiento. Nada está relacionado entre sí y al final, es tan antipedagógico que solo sirve para confundir en el mejor de los casos, que serán los menos, porque intuyo que lo normal es que nadie se entere de nada y al final no quede nada en la memoria del estudiante sobre lo que ahí se pone. Luego, el libro se dedica a decir autores y obras prácticamente. Nada de llegar a lo profundo. Y ahí es donde quiero llegar.
    Considero muy principal que un alumno no se vaya de clase pensando ninguna de estas dos cosas: ni que la literatura es un listado de autores (con su biografía cuando la ponen) y sus obras (con su argumento reducido a dos frases cuando lo exponen), ni que la literatura sirve para expresar sentimientos y para suscitar sentimientos. Algo que es, además, especialmente peligroso en el tema del Romanticismo. Por tanto, si partimos de que los libros de Primero y Segundo de Secundaria Obligatoria definen así el concepto de Literatura, y el de Cuarto, la muestra de aquella manera, mal vamos, de hecho, mal voy. No sé el resto. Veamos, merece la pena, qué dicen exactamente los libros de los dos primeros cursos:
    En el libro de primero de la ESO, cuando a nadie le interesa qué sea la literatura, sino que como mucho les gusta leer libros que no son apropiados para la madurez que suelen tener, encontramos la definición definitiva (no habrá otra en los cuatro años de la Secundaria Obligatoria). Esto es algo enfermizo. O sea, antes de mostrar a un niño qué divertido, o qué agradable, o qué interesante, puede ser un texto, quieres que sepan qué es la literatura, en su primera página sobre la literatura de sus vidas. Y encima, lo haces mal. (Sí, me dirijo a la Universidad de Oxford directamente, aunque sé que no me oirá). Bien, veamos qué dice: <<La literatura es una forma de expresión artística que utiliza como instrumento las palabras>>.  Esto es el típico cuadro amarillo. Este enunciado queda desligado, como frase de sobre de azúcar de cafetería. Me gusta, lo digo sinceramente, que se considere a la literatura como expresión artística. Eso sí, explícale a un alumno de 12 años, sin engañarle, con cierto rigor, qué significa eso. Lo más normal que uno puede intentar es decir que igual que la pintura usa el color y la forma, o la música el sonido organizado, la literatura usa las palabras. Pero, ¿cómo surge la literatura juntando palabras? Este mismo enunciado definitorio de la literatura, en una asignatura como Historia del Arte en 2º de Bachillerato sería mucho más jugosa. Ahí podríamos centrarnos en lo de "la expresión artística", que nos llevaría a pensar sobre qué es el arte y qué se pretende expresar cuando con palabras hacemos arte. Porque quizás ahí esté la clave para saber qué sea la literatura. La literatura no es una forma de expresión artística, sino que es el arte expresado con palabras más bien. Pero estos retoricismos pueden llevar a pensar que estamos jugando con las palabras para no decir nada. Dejémoslo en que esta definición no es apropiada para ser el primer contacto de muchos niños con la literatura.
    Ahora pasemos a lo que tiene enjundia humorística, el párrafo siguiente, sin recuadro "amarillo". Lo copio entero porque me encanta: <<Mientras que otros tipos de textos presentan una finalidad práctica, los textos literarios persiguen crear belleza para producir en los receptores una emoción estética, la misma que suscitan una pintura, una escultura, una obra musical o una película>>. Me ahorro las negritas del texto. En primer lugar, podríamos debatir si suscitar una emoción estética es útil o no, porque lo mismo es una finalidad práctica: puesto que si con ella sufro un cambio en mi forma de pensar, o en mi forma de ver el mundo o mi propia vida, quizás sea más práctico que las instrucciones que me venía con el ratón que me compré hace poco para el ordenador, que venían a decir que lo conectara al puerto USB. Y ya. O sea, nada práctico. De hecho, decir esto es como decir que toda la tragedia griega era inútil o no práctica, puesto que la κάθαρσις (catarsis) que proponía, en la que se basaba toda la teoría sobre la composición trágica, en realidad era un cuento y ni los griegos se emocionaban ni dejaban brotar sus demonios internos ni, siquiera, los tragediógrafos componían sus obras persiguiendo dicho objetivo. Solo por esto último ya tiene una finalidad práctica la tragedia griega, servir de modelo a otras. Sigamos con la crítica, puesto que esto sólo era la primera objeción. Se habla de "crear belleza", y esto, para un alumno de primero de la ESO es no decirle nada. Y explicarle qué es la belleza es una soberana tontería, y parafraseando a Unamuno, podría decir que las tonterías de los soberanos son las mayores. Además, ¿qué profesor de secundaria ha sido formado para hablar de la belleza y más a un alumno de esta edad (12-13 años)? Y me atrevería a decir que los profesores de Lengua y Literatura somos los menos indicados por la cantidad de prejuicios que tenemos desde la época de la Universidad, si no antes. Además, hablar de belleza es hablar de una concepción subjetiva, a menos que se entable en el libro una discusión sobre dicho tema y se concluya que la Belleza es un ideal objetivo, lo cual ni ocurre ni se espera que ocurra. En definitiva, no nos sirve lo subjetivo para definir lo objetivo, por lo que esta definición por ahora no nos sirve. Me voy ahora a lo de <<producir en los receptores una emoción estética>>. ¿El aburrimiento o la indiferencia cuentan como <<emoción estética>>? Y si una obra mala, porque objetivamente puede ser mala, me produce una <<emoción estética>>, ¿es literatura? ¿Es buena literatura según este criterio? ¿Lo bueno y lo malo, por tanto, depende de mi percepción subjetiva? ¿Y si de repente hay una común opinión de ignorantes (esto lo digo yo) que dicen que El Quijote es un royo? ¿El Quijote pasa a ser una obra insípida y aburrida? ¿Deja incluso de ser literatura? Quizás haya que plantearse estos temas, puesto que no es fácil encontrar lectores de esta obra últimamente, y menos entre personas jóvenes: la generación LOGSE y sus vástagos (las leyes digo) corruptos. ¿Será el triunfo de la mediocridad definitiva? ¿Es el triunfo de la decadencia actual? ¿Del relativismo que ha llevado al gobierno a PODEMOS, a legalizar el aborto mientras sacralizamos a los perros? Me pregunto. Pero sigamos, porque esto no ha terminado, pero ya voy a ser breve y expongo mi sorpresa ya sin citar más, pues está a la vista el texto: ¿la misma emoción estética que las que suscitan otras disciplinas artísticas? ¿Cómo podemos valorar esto?
    A continuación se nos habla de los temas de los textos literarios como fuente de inspiración. Nada que objetar, a pesar de lo vago del párrafo. Pero muy interesante y relativista es la página siguiente: <<La literatura, como las otras artes, es reflejo de la cultura a la que pertenece>>. Ha dejado de ser una expresión artística cuya finalidad es suscitar una emoción estética a través de la belleza; es decir, algo definido por términos abstractos universales, si bien subjetivos y sin contenido real para hablar de literatura; para ser el reflejo de una cultura, por lo que se confirma en parte lo que veníamos diciendo, la belleza no es algo Universal según este texto, ni la misma para todos, sino que al final, depende de la cultura; sea lo que sea eso. Cuando en España no cabía duda de que la cultura de España era heterogénea y rica, no hubiera habido problema con esta definición, si bien la crítica por mi parte hubiera sido la misma; el problema ahora es que esto puede significar cualquier cosa, como por ejemplo, que la literatura de mi pueblo es distinta a la literatura del pueblo de al lado, porque refleja su cultura, y claro, entre ambos pueblos, entre los que hay 10 kilómetros, por ejemplo, hay una frontera intranacional. Y a esto se le suma algo igual de terrible, a saber: si la literatura se define por lo que suscita en el receptor (emoción estética), o su calidad depende de ello (no queda claro), y ahora me dicen que la literatura refleja una cultura, seguramente dependerá de mi adscripción a esa cultura para ser más o menos sensible a dicha literatura. En definitiva, la literatura se ha convertido en una expresión artística circunscrita a un territorio (que es a lo que viene a referirse lo de cultura) y a un grupo lingüístico o sensibilidad lingüística especial (o, incluso, étnica). Esto hace que al final, la literatura sea algo endogámico y eso me hace pensar que la literatura deja de ser artística y bella, por usar los términos abstractos del libro, para acabar siendo una simple expresión lingüística para alimentar egos nacionalistas.
    Y está  claro que eso no es la literatura. Por tanto, este libro merece la hoguera, no nos sirve para dar clase, pues por estas pocas líneas, si quisiera hacer que mis alumnos se las aprendieran para que tuvieran memorizadas unas definiciones sobre la literatura, cosa que no he hecho ni haré, tendría que hacer un excurso inútil por su extensión y profundidad, pues no olvidemos que los receptores son niños de 12 y 13 años. Y esto me lleva, por último, a pensar que hay un interés de adoctrinamiento velado, que a muchos profesores (a la inmensa mayoría diría yo, por la defensa acérrima que en mi departamento se hace del libro) les pasa desapercibido; un adoctrinamiento connivente con lo políticamente correcto actual. Connivente con los nacionalismos y la izquierda, sea lo que sea esto último, sólo uso el término que ellos se autoimponen, sin saber, ellos mismos, lo que dicen. Prefiero avanzar y no pararme en los comentarios que sigue haciendo el libro a sus propias definiciones, ni ver los ejemplos que expone. 
    El libro de texto de segundo de la ESO, después de haber introducido a la literatura hablando del verso y la prosa y de géneros "primitivos" como la epopeya, sin consideraciones previas acerca del carácter esencial de la literatura, se le ocurre teorizar sin hacer referencia a lo anterior. Quede dicho que no estoy en contra con empezar con lo concreto, pues siempre he sido un defensor de comenzar, en los cursos más bajos, por lo concreto, y dejar lo abstracto para cuando el niño ya tenga gusto por la lectura y ciertos rudimentos formales. A parte de lo mal cohesionado que está el texto, algo que debería ser sorprendente (y estar muy revisado en el equipo redactor del libro) pero que parece que a nadie le importa, el problema nace con las definiciones que incluye, cuya genealogía intuyo en definiciones impresionistas (aunque sinceras) según el espíritu romántico o sensible, pero que ahora se han quedado en un tópico sin gracia. En este caso, estamos en el segundo tema que se dedica a la literatura en este curso (segundo). Como hemos dicho, no hace ninguna referencia al tema anterior, donde se introduce la literatura en este curso, sino que directamente se pone a teorizar en un epígrafe llamado <<El lenguaje literario>>, algo que uno esperaría en primer lugar. En un cuadro en el margen, algo que nunca he entendido, máxime cuando se suelen usar para meter la información más importante, no la marginal, se expone que <<los textos literarios tienen una finalidad estética: crear belleza. Por eso, presentan rasgos específicos que los diferencian de otros textos de finalidad práctica (expositivos, instructivos, etc.)>>. Lo primero que llama la atención es que repite lo que enseña en Primero de Secundaria Obligatoria, por tanto, recordemos, desidia. Pero es que además, el conocimiento que se infiere aquí es el propio de un maestro de Primaria. Y si no fuese así, le diría a mi colega que debe reciclarse. O mejor, reciclamos el libro, por eso de que pegarle fuego está mal visto. En fin. Cosas que debo criticar: parece que quiere decir que esa es su única finalidad, y que es eso lo que lo diferencia del resto de tipos de textos. En ese caso, habría que definir el concepto de belleza. Y aquí entramos en un idealismo que se escapa a nuestra experiencia. Pues si bien sabemos reconocer un objeto bello (e incluso esto nos parece soberbio), no se puede definir la literatura, algo que existe y se puede estudiar objetivamente, con términos subjetivos e idealistas. No. No es eso lo que hace a un texto literario. Las funciones del lenguaje están bien, pero no se puede reducir lo objetivo a lo subjetivo. Además, y no quiero entrar al detalle, pero me parece pertinente lo que voy a decir: si utilizamos la teoría que expone el libro sobre los recursos estéticos que hay que utilizar para que el texto sea <<bello>> y, por tanto, literario, habría que aceptar que cuando una persona escribe con verso un texto sin finalidad <<práctica>>, estaría haciendo automáticamente literatura, sin tener en cuenta lo que justo antes ha dicho, la necesidad de belleza, pues parece que sólo el uso del verso lo hace bello. Aunque esa persona no tenga ni gusto, ni pericia. Porque sin definir belleza, dejar a continuación que el uso del verso es un recurso literario, sin más, por tanto, reduciendo lo estético ideal a un recurso formal no ideal ni subjetivo, sino material y objetivo, es engañar a la gente. Solo se consigue que adolescentes se crean poetas sin tener ni idea de qué sea la literatura, de verdad. ¿Es eso malo? No. Es una imprudencia y sobre todo, es una negligencia por parte del profesor.
    Por fin, pasamos a 4º de la ESO. Nunca pensé que haría un análisis como el que he hecho, pero al final, me ha parecido más interesante estas consideraciones previas que en sí la preparación de las lecciones. Una vez en 4º de la ESO, en el tema del Romanticismo, me encuentro por tanto con una actitud por mi parte de obviar al libro en algunas consideraciones (contexto histórico, ideológico, etc.). El libro lo dejaría, por tanto, para que los alumnos vean autores y obras, que es, como dije al principio, para lo que sirven los dos volúmenes que <<enseñan>> historia de la literatura ( hablamos de los libros de 3º y 4º; siendo los dos primeros cursos más enfocados a la teoría de la literatura y con un poco de literatura comparada, algo que es demencial). 
    Por tanto, ahora entra en juego mi ignorancia. Hay que dar literatura del Romanticismo sin reducirlo todo a los tópicos propios de los profesores que se dedican a redactar estas basuras. Entiendo que haya muchas posturas y que cada maestrillo tiene su librillo. Yo tengo el mío, sólo que pretendo que sea de calidad. Quizás cantidad poca, pues soy, como ya he reconocido, ignorante y desmemoriado, pero sin duda que lo poco que yo pueda aportar a mis alumnos quiero que sea de calidad. Y a eso vamos. En la siguiente entrada. 
 

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