Philippe de Champaigne |
Tengo varias cosas que publicar, pero entre todas, voy a tratar la que últimamente me ha venido a la mente y de la que menos sé qué decir.
Ha muerto Adolfo Suárez y sólo sé una cosa: el tiempo marcha.
Ayer los viejos gritaban en la plaza de Oriente ¡Viva Franco! Hoy una mujer mayor decía ¡Tomad nota! Mañana quién sabe.
Nada permanece, si no el conocimiento, y éste sólo si nosotros queremos, que no estamos por la labor.
¿Qué significa esto? Qué la gente es relativista cuando quiere. Todo está bien cuando odio lo que pudiera ser, pero cuando algo me convence, no vale todo. Si el relativismo me parece pésimo, esto no sé si lo desciendo a nuevas cotas de negatividad desconocidas para mí hasta ahora. Porque significa que el humano actual, al menos el tipo medio que es público, no se quiere ni a sí mismo. ¡Qué horror! Y hoy mismo he leído que la culpa de eso no es de un sólo hombre, pero que Suárez tiene una poca.
(Aquí lo podéis comprobar)
El tiempo pasa y nadie sabe nada de Suárez.
UNA ESPAÑA JOVEN Antonio Machado
... Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda,
la malherida España, de Carnaval vestida
nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda,
para que no acertara la mano con la herida.
Fue ayer; éramos casi adolescentes; era
con tiempo malo, encinta de lúgubres presagios,
cuando montar quisimos en pelo una quimera,
mientras la mar dormía ahíta de naufragios.
Dejamos en el puerto la sórdida galera,
y en una nave de oro nos plugo navegar
hacia los altos mares, sin aguardar ribera,
lanzando velas y anclas y gobernalle al mar.
Ya entonces, por el fondo de nuestro sueño —herencia
de un siglo que vencido sin gloria se alejaba—
un alba entrar quería; con nuestra turbulencia
la luz de las divinas ideas batallaba.
Mas cada cual el rumbo siguió de su locura;
agilitó su brazo, acreditó su brío;
dejó como un espejo bruñida su armadura
y dijo: “El hoy es malo, pero el mañana... es mío”.
Y es hoy aquel mañana de ayer... Y España toda,
con sucios oropeles de Carnaval vestida
aún la tenemos: pobre y escuálida y beoda;
mas hoy de un vino malo: la sangre de su herida.
Tú, juventud más joven, si de más alta cumbre
la voluntad te llega, irás a tu aventura
despierta y transparente a la divina lumbre:
como el diamante clara, como el diamante pura.
(Y si queréis oírlo, que queda muy bien, pinchad aquí)
El tiempo pasa, así es, y antes, que había menos relativismo que ahora, y es que, fueras rojo o fascista, creías en tu verdad, luchabas por lo que creías que iba a traer el Bien o simplemente por no rendirte. Ahora no, o sí, pero lo dicho, si no conviene, no.
El tiempo desfila ante nosotros, no se detiene, como un río, como un río.