sábado, 27 de mayo de 2017

Er Prinzipito, qué es una lengua y Teresa Rodríguez

     El último hallazgo ingenioso de la gran y alta cultura es reescribir con un sistema gráfico inventado por un señor en su casa una obra de la literatura refrendada como buena y canónica, pero eso sí, escribirla como suena cuando se lo cuenta al vecino mientras compran naranjas en la tienda.
     Es decir, (os voy a resumir la teoría de Coseriu, para entendernos), por lengua se entiende dos conceptos: lengua igual a dialecto en el sentido de modo interindividual de hablar, es decir, un sistema de isoglosas REALIZABLE en el hablar mismo. Subrayo 'realizable' porque, en definitiva, lo que defino aquí es lengua como dialecto, como eso que tú y yo hacemos cada vez que abrimos la boca y no es para bostezar. Llamemos a esta definición como D1.



     Isoglosa: frontera virtual dentro de la cual la realización de un  sonido es homogéneo. Es decir, se pronuncia igual la misma letra. Por ejemplo, la C/Z se pronuncia "S" en las zonas seseantes, que incluye parte de Andalucía. Así, el seseo queda incluido dentro de esa frontera o isoglosa del seseo. Eso no impide que pueda haber islotes fuera de esa isoglosa.
     Hay una segunda definición, que es el de lengua como lengua no realizable, es decir, como lengua histórica o idioma, esto es, un sistema con límites históricamente establecidos y reconocido por sus hablantes y por los hablantes de otras lenguas. Sería el caso del español, que se reconoce que se habla desde el siglo que sea (tema arduo, en el que no vamos a entrar), y que es reconocido por sus hablantes y por los hablantes de otros idiomas. Nadie duda de que se habla español en México, Argentina o Ibiza y que lo que se habla ahí, cuando se habla, es español. Llamemos a esta definición D2.
     Ahora bien, dirás, lector, que lo que tú hablas cuando lo haces con tu abuela, es en español, igual que yo (D2), pero, te invito a darte cuenta de que tú, que serás asturiano o de Puebla, tienes una realización distinta a la mía de las eses, de las erres, o de las elles (ahora quiere la RAE que la llamemos lles), y es esa diferencia la que corresponde a distintas lenguas definidas según lo que hemos llamado D1. Tú hablas un dialecto (o lengua en ese sentido, cuidado con usar torticeramente el término "lengua") distinto al mío, dentro del sistema del español. Es decir, la lengua definida en D2 puede tener, y en español tiene, incluidas una o varias lenguas según la definición de D1. Español (D2) = (asturiano (D1) + andaluz (D1)+n(D1)) Pero pongamos en duda que existe eso del asturiano, andaluz, etc. por lo que vamos a explicar a continuación.
     Debemos decir que los sistemas gráficos responden a la lengua definida en D2. Entre las decenas de porqués que podamos aducir, digamos la más obvia ante lo expuesto en esta entrada. Si cada D1 tuviese su propia forma de ser escrita, es posible que no hubiese una intercomprensión posible entre los usuarios de la D2 que las contiene. Así, si el español de asturias se escribiese distinto al español de Málaga, quizás hubiese problemas para la comprensión rápida, ágil, sin ruido.
     Por tanto, el español (D2) tiene una gramática y una ortografía definida, explicada, fijada, por el uso y por la RAE. Pero, ojo, también por el uso. Y un poco de etimología. Así, todos los D1 del español (D2), usan la misma forma de escribirse, la misma ortografía, que fija la RAE y el sistema educativo enseña.
     Esto no es óbice para juegos caseros de inventar escrituras nuevas. Yo mismo, y permitidme un ejemplo personal, escribía mi D2 con alfabeto griego cuando me aburría durante mi estancia en el Instituto. O hemos jugado a cifrar las palabras, sílabas o letras con signos distintos, inventados o no, en juegos de misterio entre compañeros. No pasaba de juegos.
     Pues bien, hay un señor, y más de uno, hay un grupo, pero liderados por un señor un poco cazurro, que cree que es mejor que cada D1 tenga una forma de escribir muy concreta, muy suya, vaya a ser que al mirarse al espejo no se IDENTIfique como él mismo. El secreto está en la letra, diría él. Este señor y sus secuaces han creado un modo, una ortografía nueva para un D1 que ellos creen muy concreto y muy específico y llaman "andaluz"... perdón, "andalú". Si ya es absurdo el hecho en sí, puesto que si no lo es inventarte en tu casa una ortografía como juego o reto a la inteligencia propia, sí lo es el pretender, como ellos hacen, que sea elevado a categoría de norma y de ley, si ya es absurdo esto, decíamos, amplía la absurdez el hecho de la incapacidad para delimitar el andalú.
     Repasemos: D1 es un sistema de isoglosas realizable. Esto es, para los legos, que si en una parte de andalucía se pronuncia la S de una manera, y en otra parte de Andalucía se pronuncia de otra, no existe  tal sistema de isoglosas realizable, por tanto, dialecto o lengua en sentido D1, cuando es imposible pronunciar a la vez las dos S.  Por tanto, deducimos fácilmente, que no existe el andaluz, ya que dentro de las fronteras POLÍTICAS de Andalucía, (subrayo eso de políticas por si me lee algún nazionalista andaluz), no existe homogeneidad "isoglósica". No existe un dialecto (lengua) que se pueda llamar andaluz que pueda representarse de un modo ortográfico coherente.
     Sería lógico que un nazionalista (es adrede eso de la z) quisiera una ortografía para el andaluz, distinta a la del español, definiendo andaluz como lengua en el sentido D2. Sería darle al español que se habla en Andalucía una ortografía alternativa a la de la RAE. Sin embargo, no perdamos la perspectiva, la ortografía que han inventado el malagueño y amiguetes es una basada en la pronunciación fáctica, en "yo escribo como suena, y lo que suena es andaluz, y todo el andaluz es lo que yo hablo". Así que, si él aspira en una palabra, pone una h, y eso es escribir en andaluz, da igual si yo, andaluz como él (o más, o mejor), no aspiro. Esto nos lleva a que el andaluz no existe, como hemos dicho, como lengua D1, sino, como mucho, D2 (y ahí está el término "hablas andaluzas"), y lo que él representa es una D1 que no engloba al andaluz, sino a la modalidad de hablar de Juan Porras, que es como se llama el mamarracho.
     Explico esto, la RAE no tiene una ortografía para escribir el español como suena, al revés, como mucho, intentamos que suene como se escribe. La escritura-ortografía es más bien uso, etimología y capricho de la RAE. Es la representación de una lengua histórica, común, irrealizable. Cuando una persona escribe como suena, como él habla, no está escribiendo una lengua D2, sino una lengua como diasistema, un sistema de sistemas, realizable, en el que no sólo reflejas el sistema histórico expresado en un punto temporal, sino que estás representando un modo social de hablar (el de su nivel social) y un modo personal (su estilo personal de hablar). Así, que, si el señor Porras decide poner una h donde él aspira, debe saber que está representando una aspiración que hace porque habla una variedad D1 del español que se habla en Mijas, que esa aspiración de Mijas se hace en una clase social media y baja y que la hace él porque quiere cuando quiere.
     Quiero que queden claras las dos ideas clave y conclusiones: que la ortografía del español es del español en tanto en cuanto lengua común e histórica, no realizable porque, como es obvio, en Asturias y en Andalucía se pronuncia distinto la misma lengua, así que, la ortografía "oficial" no representa ni el español de Asturias ni el español de Andalucía. Y dos, que escribir como suena, lo que haces es representar, ya no solo una D1, es decir, un sistema fonético-fonológico propio de un sitio concreto, sino que además está filtrado por la clase social y por el momento del día, estado de ánimo y educación concreta que tengas. Por tanto, estás representando sólo y exclusivamente cómo TÚ hablas. Y esto es lo que ha pretendido Juan Porras con su pseudotraducción de El Principito.
     Toda esta explicación, supongo que está claro, es la justificación teórica y demostración de que todos los que han defendido la "traducción" al "andaluz" (que ya sabemos que es imposible) de El Principito; entre ellos Juan Porras, (zu traduhtó), el sindicato SAT o Teresa Rodríguez (PODEMOS) (curioso que sea filóloga, me gustaría saber qué aprendió en Lingüística y en Lengua Española y en Dialectología) son idiotas.  Dice Teresa Rodríguez que le parece "muy carca" objetar «la traducción que se produjo de "El Principito" al andaluz por Juan Porras». «Lo hizo una persona que ha elaborado y publicado una gramática en andaluz. Son ejercicios interesantes. Es como si la gente se hubiera echado las manos a la cabeza porque Juan Ramón Jiménez lo escribía todo usando la jota". Como el tonto puede hablar y con poco lo dice todo y la sensatez debe pronunciarse con razonamientos, mi artículo es más largo y nunca seré político de profesión. Pero valga toda la entrada como respuesta a esas palabras de la que aspira a gobernar Andalucía. Dios nos pille confesados.
     Más culpa aún tienen los filólogos que promueven una Academia de la lengua andaluza, o algo así. Les señalo a ellos directamente: Laura Velasco y Ángel Velasco, como ignorantes, ímprobos o, para que me entiendan, surnohmale. La idiocia no tiene límite y ataca a gente con licenciaturas de filología. Ardan sus títulos en sus marcos y queden manchados para siempre.
Juan Porras y Juan Ramón Jiménez, composición hecho y copiada del diario ABC


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